sábado, 19 de marzo de 2011

Un posible título podría ser Sentimientos

19/03/2011 ~ Un año, siete meses y un día después.
La hora exacta no la recuerdo...
Como siempre digo, desde hace tiempo cada vez
que me digno a coger papel y bolígrafo, esta vez
vamos a ver que me sale.
Lo que estoy seguro es que esta vez sí que será
distinta de las anteriores. Hoy, ahora, el tintero vuelve
a llenarse y yo mojo mis labios en él, recordando
poco a poco el dulce gusto del veneno.
Yazco en el suelo inherte, sentado a los pies de
mi cama, con mis propios pies bloqueando la
puerta, alejandome del mundo y aislandome provisionalmente
de ojos y oídos indeseados. Me abstraigo
de mi cuerpo y del mundo real.
Mi ego hecho materia, flotando cual alma en mi
habitación me observa. Soy un arrogante, un vanidoso.
Soy el típico tipo que encaja perfectamente en el
perfil de completo imperfecto. Lo siento.

Intento dejar mi mente en blanco, no pensar en nada
y cesar, aunque solo sea por un rato, la salada
humedad que ahora cubre mis mejillas. Pero no
puedo. Por un instante, sin venir al caso, me parece
ver una onda. Seguramente nada importante hasta
que veo otra. Y otra. Malditas ondas. Sigo irradiando
mis pensamientos hasta que las ondas vuelven otra vez
a mí. Una llamada.

Continuo pensando, sigo escribiendo y me voy distrayendo.
Cambio constantemente de pensamientos y de posición. No
estoy cómodo y eso es importante. Hoy no es un día cómodo.

Me siento extraño, nostalgico. En toda mi arrogante
vida, sobretodo en estos últimos años e pedantería
debo haber sido de lo peor.
En varios, por no decir muchos, momentos de ésta mi corta
vida, me he creido poseedor de una especie de verdad
absoluta, si más no, me he creido privilegiado poseedor
de un conocimiento superior, un poder oculto, algo parecido
a un don. En todo este tiempo he inventado millones de
mundos distintos, agunos rebosantes de verde y frescor, otros
de rojo, pasión y llamas. Otros simplemente blancos,
vacíos y llenos de nada. Me he creido, por propio derecho
dueño y señor de mis creaciones y no recuerdo en que
momento se me olvidó que todo esto solo son simples
pamplinas y fantochadas.
Me he creido poeta austero, creador de lo imposible
y escultor de fantasía. Todo aquellos, pero, no
resultó ser nada. Todo aquello que yo veía como
un gran buque resulta ser en realidad una barcucha
de dos remos que a penas flota. Aquello que
yo creía un gran faro era tan solo la luz que da
la chispa de un mechero sin gas. Aquel hombre
que yo pensaba que era resulta que tan solo es
un niño que sigue jugando a ser mayor.

Y aqui me encuentro, sobre mi barca con problemas
de flotabilidad, a la deriva, en este inmenso e
impasible mar incoloro, bajo un cielo de colores
despintados. Intento encenderme un cigarro pero
mi mechero no funciona. Posiblemente merezca estar
donde estoy. Seguramente, lo más justo sería que
el mar me tragara sin más.

La niebla es tan espesa que no sé ni hacia dónde
remar. Las fuerzas me abandonan. Me descubro y
me detesto. Me olvido de mí, no me conozco;
desvarío.

Y mientras tanto soy tan egoísta que solo sé
decirte: "te quiero".