miércoles, 23 de julio de 2014

#230714

Yo vivo porque
una vida me fue dada,
una vida rota,
deshecha y despreocupada.
Desconozco los motivos
que me arrastran
a profundas aguas
de corrientes saladas.
Suave, una brisa fresca
me acaricia la cara,
mece la vida
de las verdes ramas
mientras la vida pasa,
pesada,
sobre mis hombros,
cortándome las alas.
En un cielo oleado
los peces nadan
y las espuma refleja
dulces luces estrelladas.
¡Qué sosiego,
qué paz encontrada!
Me aventuro a pensar
que ése es el motivo
por el que esta vida
me fue obsequiada.
Gracias al sol naranja
por un poco de luz dorada;
gracias a las voces
que me narran mis palabras;
gracias por sentir
ligera y fresca mi alma,
liberada de esa sensación amarga:
saber que existo
me pesa más que nada.
Abandonado a la dicha
de este cielo malva,
la brisa, los pinos
oscuros y la playa.
Cae la noche
negra y anunciada,
me despide, como la luz
del día. Me ama.

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