martes, 31 de julio de 2007

Feliz Primer Aniversario

Un año en línea. Un año escribiendo, imaginando, malgastando noches publicando. Un año en el que bolis murieron orgullosos de escribir semejantes cosas. Trescientos sesenta y cinco días que han pasado y han dejado atrás más de media centena de entradas, miles y miles de palabras; varias horas de clase, muchas tardes de invierno, pero sobretodo muchas noches de verano después de trabajar. Noches de verano, para amar y soñar.

Un año que no hubiese sido posible sin vosotros. Porque por mucho que yo escriba, por mucho que yo me crea un pequeño poeta que se las da de “el mejor”, Alientos y Suspiros lo hacéis vosotros día a día.

Por eso quiero agradecer hoy más que nunca todo el apoyo que me habéis brindado, todas las ideas, todas las palabras, todo. Quiero agradecer aquellos que me sirven de modelo para mis historias; agradecer a todas las chicas que pasan por la calle y me inspiran y a aquellas que están siempre en mi cabeza. También a los amigos y hermanos que siempre estuvieron dispuestos a leer cuando seguramente menos les interesaba.

Gracias de verdad. Gracias de hacer de un pequeño sueño una realidad.

~Alientos y Suspiros (http://alientosysuspiros.blogspot.com/)

31/07/06 – 31/07/07

Atentamente,

Albert.

domingo, 22 de julio de 2007

Parece que dónde caben dos, caben tres...

Más ella y yo...
~Capítulo Decimosexto de "Ella y Yo"

Abrí la carta con cierto miedo. No dejaba de ser una grata sorpresa, pero las sorpresas suelen ser bastante problemáticas.

Al sacar la carta del sobre me vino de repente una agradable fragancia a la nariz que me recordó a ella. Sentía una tremenda curiosidad por leer las letras que acababa de recibir pero al mismo tiempo sentía miedo, un miedo que me paralizaba y me echaba atrás, a no leer la carta. Dudé; pensé en hacer como si nunca hubiese recibido esa carta, cortar de raíz con el pasado, pero tampoco quería dejar de leerla. El corazón me latía muy rápido. Al final opté por leerla:

Hola guapo,

Espero que recuerdes quién soy, eh.

Bueno, no voy a dar muchos rodeos. No te preguntes ni cómo ni de dónde he conseguido tu dirección para enviarte la carta, es un secreto, pero eso ahora no importa.

¿Te acuerdas del verano, del último día en qué nos vimos? Prometí que nos volveríamos a ver. Pues bueno, resulta que ahora, a principios de Diciembre iré a pasar unos días (quién dice unos días dice hasta que terminen las vacaciones de invierno quizás…) en casa de mis abuelos, que viven en la Capital. Así que como tú vives cerca podríamos vernos, quedar para ir a dar una vuelta, etc. ¿Qué me dices?

Más abajo te dejo un número de teléfono para que me llames o me envíes un mensaje o simplemente me hagas una perdida si quieres.

Tengo muchas ganas de verte. Desde el verano, desde aquel día he pensado en ti. ¿Has crecido? ¿Te has hecho más guapo?...

[…]

Y así siguió la carta durante dos hojas más. Lo cierto es que fue bastante impactante y sobretodo bastante inoportuno diría yo. No es que estuviese atravesando un momento fácil para recibir una visita. Aun así, cuando lo pensé mejor me lo tomé de otra manera; pero primero tenía que verla de nuevo.

Al día siguiente, por la mañana fui al colegio con desgana. Era viernes y al lunes siguiente era mi cumpleaños. Pero no era eso lo que más me inquietaba; que mi cumpleaños estuviese tan cerca suponía que noviembre llegaba a su fin y que, por lo tanto, ella llegaría en pocos días.

Todo era bastante confuso, me sentía como una estación, las mujeres entraban y salían de mi vida como les apetecía. Por suerte “tan solo” había dos, me dije aquel viernes antes de irme a dormir. Cuánto llegué a maldecirme el domingo siguiente por haberlo dicho.

Aquel fin de semana no me encontraba muy bien y no me apetecía salir, por lo que opté por quedarme en casa haciendo mis cosas. El sábado por la mañana me levanté pronto y bajé a hacerme un café. Llené el termo que me había comprado no hace mucho y me lo subí a mi habitación, con un par de galletas. En la calle hacía un frío de demonios. Parecía como si todo ese extraño calor que había estado haciendo últimamente hubiese desaparecido por arte de magia en un par de días. De todos modos me gustaba más así; el calor para el verano y el frío para en invierno.

Por la tarde me llamó un amigo para ver si, al día siguiente, podía ir a su casa a explicarle una cosa que no entendía. Desganado le respondí que sí, que allí me tendría. Y así fue, el domingo, después de comer, me abrigué un poco y puse camino hacia casa de mi amigo. Quedaba un poco lejos y lo más cómodo hubiese sido coger el autobús, pero prefería caminar un poco y estirar las piernas por ese fin de semana de vagancia que me estaba pegando.

Caminaba como de costumbre, con la música puesta y pensando en mis cosas. De vez en cuando el viento se avivaba y soplaba con fuerza, tanta que incluso te hacía agachar la cabeza para que no te doliese la cara.

En una de esas rachas de aire frío, bajé la cabeza y cerré los ojos, con tan “mala” suerte que algo me entró en el ojo y topé con alguien. Entreabriendo como pude los ojos me disculpé por mi torpeza. Y entonces la vi. Parecía como si el tiempo se hubiese detenido, como si en aquella calle solo existiésemos ella y yo. Y de hecho así era.

Mis ojos que parecían haberse desecho de sus picores ahora se fijaban tanto como podían en aquella chica. Y es que en frente de mi se alzaba la figura de una chica, ni muy alta ni muy baja, melena castaña recogida y una cara que tenía un no sé qué especial que me gustaba. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus ojos, verdes, como esmeraldas y con un brillo característico y electrizante.

- Lo siento, me entró algo en el ojo y no te vi… ¿estás bien?Sí, sí. No te preocupes, yo tampoco te había vistoVale, pues lo siento. Que tengas un buen día. AdiósAdiós…

Y cada uno seguimos nuestro camino. No pude, pero, evitar girarme y mirarle el culo cuando terminamos de hablar. “¡Vaya culo…!” pensé. Reprendí mi camino trastornado. Giré en la esquina y me detuve. Volví a mirar en la calle que había dejado atrás pero ella ya no estaba. Desde luego me había afectado aquel encontronazo. Y es que a mi me pierden las caras bonitas…

Pensando en aquella chica, en que seguramente jamás la volvería a ver, llegué a casa de mi amigo. Pasé allí la tarde, más jugando a la consola un rato y hablando que estudiando, pero pasamos la tarde.

Por la noche, cuando llegué a casa, aun me acordaba de la chica de aquella tarde. “¿Cómo se llamará? ¿Se habrá fijado en mí?...” me preguntaba con cierta curiosidad. Era tan absurdo como ilógico, pero era cierto. Deseaba volverme a topar con ella, aunque sabía que era bastante difícil.

A la mañana siguiente me desperté con un buen humor impropio de mí en los lunes. No es que hubiese hecho los deberes o que milagrosamente se hubiese puesto a nevar, no. Aquel día, un 27 de Noviembre como otro cualquiera yo sumaba un año más a mi cuenta particular. De todos modos, la mañana no pasó con muchos sobresaltos. Los compañeros me felicitaron, como es de costumbre y poco más; es lo malo de que el cumpleaños caiga en lunes, que luego tienes que esperar al sábado para celebrarlo…

Pero luego, aquella misma tarde parecía como si alguien sin quererlo me estuviese haciendo un regalo, un gran regalo. Como estábamos en lo que comúnmente se conoce como “época de exámenes” me pasaba las tardes en la biblioteca. Iba allí más que nada a pasar la tarde. Yo no era una persona muy de estudiar, tenía la suerte o la desgracia de no necesitar estudiar para sacar un examen más o menos bien, así que me pasaba las tardes abusando de la máquina de café de la biblioteca y hablando con la gente. En una de estos largos descansos que me dedicaba, tomando un café con “mi Socio” vi como un grupo de chicas se acercaban hacia donde estábamos. Supuse que venían a saludarle a él, pues mi amigo y yo íbamos a colegios diferentes y los del mío no tenían la costumbre de pasarse por la biblioteca.

Cuán grande fue mi sorpresa al ver que de entre las cuatro chicas que se acercaban, la de más a la izquierda era ella, la chica del encontronazo, la de los ojos electrizantes. Entonces, cuando estuvieron frente a nosotros tres de ellas fueron a saludar a “mi Socio” y ella se paró delante de mí y entre sorprendida y divertida preguntó con sonrisa juguetona en la boca:

- ¿Tú eres el chico de ayer, verdad?


Bueno, poco a poco. Un capitulito nuevo de ella y yo...

Parece que esto de escribir de noche funciona. En fin, espero que os guste, tal y cual, gracias por pasar y hacer de esto lo que es, bla, bla, bla...
Dentro de poco un añitoo =O

jueves, 19 de julio de 2007

Aquellos maravillosos años

Aquellos maravillosos años, aquellos maravillosos recuerdos de cuando éramos niños. Hoy te miras al espejo y sigues viendo a aquel tímido niño de pelo revuelto y rodillas peladas, pero en realidad ya te hiciste mayor. Recuerdo aquellos maravillosos años en que las burbujas de la Coca-Cola nos hacían llorar mientras hoy nos tomamos una cerveza en la terraza de cualquier bar. Y es qué un día, sin saber muy bien como, sin saber muy bien cuando, de repente, nos hicimos mayores. Difícil de recordar aquellas tardes en el parque jugando a la pelota o al escondite, difícil de recordar los bocadillos de nocilla; difícil recordar que alguna vez fuiste niño.

Nunca pensaste que llevarías gafas de sol, juraste que jamás te pondrías unos zapatos, ni tampoco una camiseta rosa… pero supongo que es inevitable, crecemos y nos hacemos mayores. ¿Recuerdas las broncas de niños, los primeros castigos? ¿Recuerdas el primer diente que se te cayó? ¿Y todo lo que podías hacer con una caja de plastidecor?

Y es que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Dejamos atrás los dibujos, los juguetes y la mano de nuestras madres. Ahora somos “mayores”, somos “responsables”. Tenemos una novia, un trabajo, un coche y dinero. Nos arreglamos como si fuésemos a una boda para salir de fiesta y nos creemos capaces de comernos el mundo…

Imbéciles. ¿Acaso hemos crecido? Creemos dejar atrás nuestra infancia pero todos sabemos como somos en realidad, cuando nadie nos ve.

¿Por qué quieres crecer tan pronto? ¿Por qué quieres dejar atrás al niño que llevas dentro? ¿Por qué quieres olvidar aquellos maravillosos años de cuando éramos niños?

La verdad es que no me acaba de gustar mucho, pero espero que la idea haya quedado clara.
Yo, al menos, no quiero dejar atrás los mejores años de mi vida...
Saludos a todos y gracias.
Buenas noches.

martes, 17 de julio de 2007

Esperando mi momento

Son días difíciles, no lo niego. Todo es un tanto complicado, todo es demasiado irritante. Y es que cuando tu alma crece y crece, cuando tu espíritu rebelde se desborda todo parece una ofensiva. Un cuerpo demasiado pequeño para un alma que parece no tener fin; un espíritu encerrado en una jaula tan pequeña…

Sensación de asfixia que intenta debilitarme. Pero no, mi arrogancia me lo impide; el orgullo es demasiado grande. Aprendí a cuidarme solo, a que caminar por un camino de piedras no es para nada fácil; aprendí que nadie vendrá a ayudarme, a que callar era lo más sensato, pues a veces el silencio es el grito más alto.

Pero hoy todo duele o, si más no, todo irrita. Quiero irme, lejos, bien lejos; quiero explotar, destrozar esta maldita jaula y salir volando, rozar el cielo, acariciar el sol, besar las nubes. Quiero, tan solo, un poco de tiempo para mí.

La tinta se desborda como un río en días de lluvia. La tinta siente, la tinta me entiende.

Y finalmente un tipo arrogante que pretende ser simpático siendo un estúpido escupe con descaro y calla. Porque como ya he dicho, a veces el silencio es el grito más alto; y el más doloroso.

Volví a eso de poner helados. Supongo que el aniversario del blog lo merecía...
En fin... la fuente se ha vuelto a abrir. Esperemos que dure... =D
Gracias a todos por pasaros.

jueves, 5 de julio de 2007

Palabras, besos, sueños y libertad

Los sueños no son más que las manifestaciones de aquello que deseamos más profundamente. Y hoy, curiosamente, he soñado contigo. Y estoy seguro de que tú has pensado en mí, de que por un instante mi voz, mi presencia o mis palabras han cruzado innumerables distancias para llegar a ti.

¿Pero qué vamos a hacer? Ahora soy un hombre libre, libre a más no poder. Se rompieron todas las cadenas, todos los grilletes; se abrió la puerta de la jaula; soy libre.

Dime, ¿qué me ofreces?

Dame besos y te haré sentir afortunada. Dame caricias y te haré sentir las nubes. Dame abrazos y te haré feliz. Dame amor y te haré diosa.

Y es que nadie sabe porque un día te acuerdas de mi, porque un día te quiero y otro te odio, porque mis dedos a veces no quieren escribir y otros sangran tinta sobre infinitos papeles.

Libertad, qué extraña sensación… en realidad hacía tiempo que no era libre y llega, incluso, a asustarme el ser libre. Siempre me cogieron de la mano; siempre luché por mí, por ti, por esta libertad de la que ahora presumo, pero nunca me había planteado ser libre.

Miro, a izquierda y derecha, y nada, vacío, frío. Cierro los ojos, te recuerdo. Anoche soñé contigo; fue breve, pero intenso; fue genial.

Yo te esperaré.


Bueno hacía tiempo que no me pasaba por aquí. Ando algo liado con el tema del curro y tal, pero sigo inundado de ideas que voy apuntando siempre que puedo y tengo unas cuantas cosas a medio escribir. Este es algo rapidito, pero aun así no deja de desagradarme =D. Espero que a vosotros tampoco.

Desde aquí quiero agradecer, ahora más que nunca, a todos aquellos que durante el verano os pasáis desinteresadamente por aquí y leéis y comentáis. Y también aprovecho para recordaros que dentro de poco Alientos y Suspiros, este cutrillo espacio que uso para escribir y publicar, cumplirá un año en red!!

Bueno, un besote a todos y mil gracias!