miércoles, 29 de noviembre de 2006

~Ella y yo [Segunda Parte]

Acabaron las clases y yo salía por la puerta del colegio bostezando. El cielo vestía sus mejores galas, no había una sola nube y el sol seguía brillando. Tenía la costumbre de salir siempre de los últimos, algo así como un castigo por llegar siempre tarde por las mañanas, así que mis amigos casi siempre me tenían que esperar. Pero ese día no. En la calle hacía bastante calor y la gente se iba rápido en busca de un poco de sombra. Posiblemente era un buen día para ir a la playa. No había clase por la tarde, hacia buen tiempo…la pega es que al día siguiente había un difícil examen de Lengua.

Malditos exámenes, maldita asignatura de Lengua, malditas oraciones compuestas… ¡Qué problemático que es todo!

Entre maldiciones e insultos varios hacia los exámenes y el colegio en general llegaba a mi casa. Fue entonces cuando me acordé de ella. Me dijo que nos veríamos después de las clases, pero no la había visto.

Subí por las escaleras de aluminio hasta llegar a mi terraza. Abrí la puerta de mi habitación y sin mirar nada tiré la mochila a los pies de mi cama. Fuera de la habitación había un asunto más importante del que ocuparse, las plantas. Llené la regadera de agua y fui a dar de beber a mis flores. Geranios, rosas, margaritas, tulipanes… me gustaban todas las plantas. Tenia de todo tipo, de todos colores y olores, y todas eran preciosas.

El día pasó como cualquier otro. Me pasé un buen rato estudiando para mi examen de lengua, que aun llegar todos los días tardes y mostrar una actitud bastante apática hacia el tema escolar, me esforzaba en aprobar. El resto de la tarde salí a dar una vuelta con los amigos. Buen tiempo, más horas de sol, más tiempo para ti y los tuyos… el verano molaba. Solo quedaban tres semanas para que terminase el curso, y es cierto que aun era primavera, pero para mi el verano ya había llegado.

Por la noche me quedé un rato afuera antes de ir a dormir. Saqué un lienzo y una paleta con unas pocas pinturas y me puse a dibujar el paisaje a la luz de unas velas. Desde mi terraza se podían ver otras azoteas de la ciudad, algunas con carteles publicitarios, como por ejemplo una que tenia un rotulo luminoso que anunciaba un caro perfume francés u otro que señalizaba como llegar a un nuevo centro comercial que habían construido en el pueblo. Más al fondo podía verse un pequeño pinar y finalmente el mar. No era ninguna maravilla de paisaje pero a mi me gustaba. Pintar era una cosa que no se me daba del todo bien, dibujaba mejor, pero pintar tenia un “nosequé” que me tranquilizaba. Quizás era el tacto del pincel empapado de pintura al acariciar el lienzo lo que en realidad me gustaba.

Mientras pintaba podía oírse de fondo un saxo entonando una melodía de jazz. En el edificio de enfrente vivían una chica y su novio. Ambos amaban la música, en especial el jazz y por eso había noches que solían tocar sus saxos. Si la noche estaba tranquila, como la de hoy, podían escucharse desde mi terraza.

Antes de poder terminar de pintar me empezaba a entrar sueño. Eran cerca de las doce y media de la noche y pensé que sería bueno dormir un poco, mas aun teniendo un examen al día siguiente. Recogí el lienzo y las pinturas y, como la noche anterior, saqué mi “cama de verano”, la tumbona. Aquella noche sí que hacia calor pero dado a la altura dónde vivía se estaba más fresco. No había hecho mucho en todo el día pero estaba cansado. Me dormí enseguida.

El sol empezaba a dejarse ver tímidamente por el horizonte. En la calle no había apenas gente, solo funcionarios trajeados corriendo hacia las paradas de trenes y autobús. Pese a que me hubiese gustado dormir un rato mas, me levanté de la cama. Sentado, con un codo apoyado en la rodilla y bostezando mientras me rascaba la cabeza con la otra empezaba yo mi día. Era aun pronto y mas para mí, acostumbrado a las prisas y a levantarme tan solo quince minutos antes; hoy me había levantado con tiempo suficiente.

Bajé al piso de mis padres. Mi padre se había ido a trabajar hacía un rato y mi madre empezaba a hacer faena. Simplemente la saludé y me metí en la cocina para hacerme un café. Volví a subir a la terraza y me senté en una silla.

Aun no me había vestido, solo llevaba un pantalón corto gris que me servía de pijama.

Me acabé el café, me lavé, me vestí y me fui tranquilamente hacia el colegio. Seguramente me iría después del patio, hacía demasiado buen día como para malgastarlo encerrado en el colegio. Además era viernes, ¿quién tiene ganas de estar en el colegio un viernes? Nadie.

Y así lo hice. Después de un flojo examen de lengua, un par de horas en clase medio durmiendo medio atendiendo, y un rato de patio con los amigos me fui. Sin embargo, antes de eso fui a hablar con ella. En principio solo me iba a despedir pero al final la conversación se alargó.

-Buenas, “misteriosa desconocida” ¡Hombre, tú por aquí! ¿Qué te trae a venir a hablar conmigo?Nada en especial. Venía a despedirme… - ¿Despedirte? ¿Dónde vas?Supongo que iré a la playa - ¿Y las clases, que pasa con las clases?Hace demasiado buen día como para quedarse aquí… ¿Quieres venirte? Lo pasaremos bienNo creo que esté bien eso… otro día ¿vale?Está bien… - Lo prometo… por cierto, ¿podría pasarme luego a hacerte una visita?Cuando quieras Vale, graciasVenga, pues luego nos vemosSí. Hasta luego

Nos despedimos y me fui. Primero pasé por casa, vacié la mochila de libros y puse una toalla, un bloc de espiral, unos lápices y un par de gomas. Me puse una camiseta de tirantes, un bañador de flores, unas chanclas y unas gafas de sol de estas de “madero americano” que me regalaron por mi cumpleaños, y me fui a la playa.

Eran cerca de las doce del mediodía y realmente era aburrido pasear por la calle a esas horas. Caminaba por la calle dejando perder mi mirada en varios escaparates. No era un fanático de ir de compras pero me hacía gracia mirar escaparates.

Después de veinte minutos de paseo entre las calles de mi ciudad y posteriormente bajo el pinar, llegué a la playa. Mi pequeña ciudad tenía una gran playa con un ancho arenal y aguas, dentro de lo que cabe, limpias.

En la playa no había mucha gente. Caminaba por la arena en busca de un buen sitio para dibujar algo bonito o, simplemente algo interesante. Al final me cansé de buscar y me senté allí mismo. Estaba a media distancia de la orilla donde un par de niños pequeños jugaban a chapotear con las olas. Cerca de mí un par de señoras de mediana edad, posiblemente sus madres, y un poco mas lejos una chica tomando el sol. Saqué mi bloc y un lápiz y empecé a dibujar. Primero a los dos niños jugando y luego la chica que tomaba el sol. Allí, sentado al sol, entre tanta arena hacía demasiado calor como para concentrarse, así que lo dejé. Guardé las cosas y me fui a dar un baño. Después me volví a casa, se acercaba la hora de comer y mi estomago reclamaba comida.

Llegué a casa antes de lo que esperaba. Cuando uno tiene hambre multiplica sus capacidades. Antes de comer, pero, subí a la terraza para regar las plantas. Luego comí una ensalada de bolsa y un yogur. Con la barriga llena y la vejiga vacía ya estaba listo para pegarme una buena siesta. Me quité la camiseta, me estiré en la tumbona, cerré los ojos y dejé que el sueño me llevara.

Pensándolo bien llevaba una buena vida, o al menos un tipo de vida que a mi me gustaba. Vivía a mi manera, sin molestar a nadie y, de vez en cuando, intentando ayudar al mundo. Podría decirse que rozaba la felicidad. Pero la felicidad es algo tan efímero, algo tan ligero que hasta una pequeña brisa podía hacerla volar. Por eso evitaba su uso lo máximo que podía.

Entre sueños y pensamientos filosóficos sobre mi felicidad la tarde empezaba a caer y yo seguía durmiendo. A eso de las seis de la tarde mi móvil empezó a vibrar. Número desconocido para mi corta agenda.

- ¿Quién?Sí, esto soy yo… - Ah, hola. ¿Qué tal? ¿Cómo que me llamas?Te quería pedir un favor… - Pues dime… - Es que verás, quería ir a verte y darte una sorpresa… pero no se ir desde la estación a tu casa… ¿me vienes a buscar? - …sí, claro. Dame cinco minutosHasta ahoraHasta ahora…


Porque las chicas con ojos azules preciosos y pelo castaño con reflejos dorados existen...

lunes, 27 de noviembre de 2006

domingo, 26 de noviembre de 2006

~Crónicas de un campeonato - Jovenes Promesas

Querido Blog,

Hoy es sábado 25 de Noviembre de 2006 y estoy nervioso, bastante nervioso, aunque mucho menos que el año pasado. Un épico verano trabajando, alejado de mis entrenamientos y dos meses de duro trabajo tanto físico como técnico. Una hora al día, cinco días a la semana, cuatro semanas al mes… total, más de cuarenta horas, que verían sus frutos sobre un tatami. Tantas patadas, tanto entrenamiento… no puedo evitar pensar en ello. ¿Ganaré? ¿Perderé? Un suculento tercer puesto me otorgaría una deseada medalla…

Así pues, con los dedos helados, un nerviosismo general, generado por la adrenalina que debo estar segregando, y el “único contratiempo” de dos golpes producidos a causa de una
desdichada caída sobre el “puzzle” del gimnasio, me dispongo a narrarte como se desarrolla tan importante contienda.

Son las 22:39 horas del Sábado, vísperas del Campeonato. Dicen que a buen entendedor pocas palabras bastan, así que supongo que cualquier individuo que esté leyendo esto y haya salido a competir alguna vez en su vida debe sentir como me siento. Dentro de poco me iré a dormir, mañana el día empezará con un buen madrugón. Sí, a las 7 y media en el gimnasio, lo cual conlleva a un “bonito” despertar a las 6 y media, una buena ducha de agua fría, una pequeña dosis de cualquier sustancia que contenga cafeína, el último vistazo a la mochila y nada de desayunar. ¡Qué nervios, qué excitación pre-campeonato! Solo de pensar que mañana me mediré, mañana sabré cuanto he mejorado realmente respecto al año pasado, mañana haré una de las cosas que posiblemente más me satisfacen.

22:51, la mochila ya está lista. El dobok, el cinturón, el peto, el casco, guantillas, espinilleras, antebraceras, la coquilla y el bucal, sí, no falta nada. La suerte, por así decirlo, ya está echada. Lo único que puedo hacer ahora, es mentalizarme y mirar de descansar. Sería fatal no poder pegar ojo. Pero antes de irme a dormir quiero hacer una mención a aquellas personas, que de algún modo, de una forma desinteresada pusieron, pusieron en mí sus esperanzas, aunque solo fuese una pequeña parte. A todos vosotros gracias.

22:57, me voy a dormir. Mañana será un día… “Bang!”

Domingo 26 de Noviembre de 2006

19:39 en casa por fin. ¡Qué día! ¡Bronce, sí señor! Ese Carlitos que le dije que le dedicaba parte de esta medalla. Ole, que euforia =D. En fin, locuras a parte, un día para recordar. Un buen madrugón, una ducha, el pesaje, un primer combate muy temprano… Qué combates!

Primera Ronda 210
Segunda Ronda 23
Cuartos / - / (Ganador por lesión rival)
Semifinales 8 1 (Demasiado bueno para mi)

No se pudo luchar por el oro, el tipo que me eliminó en Semis era muy bueno, aun así estoy satisfecho. Una medallita de bronce, un diploma, un montón de cosas aprendidas, sobretodo del último combate… en definitiva, un buen recuerdo.
Tema lesiones… pues he salido mucho mas bien parado de lo que creía, un poco de capsulitis en el dedo corazón de la mano izquierda, un golpe en la mano derecha, otro en la cadera y el empeine un poco inflamado, lo típico.


Así que, satisfecho y contento me despido. Hasta el próximo campeonato.

PD. Como última mención, volver a agradecer a aquellos que confiaron en mi y me dieron su apoyo, a los del Choi’s y a mi coach eDu. Gracias!



lunes, 20 de noviembre de 2006

~Me mira. La miro...

Me mira, la miro. Intercambio sutil de miradas. Escasos segundos. Cierro los ojos, a cada parpadeo me parece mas guapa. ¿De donde habrá salido? ¿Se necesita una razón para ayudar a alguien? ¿Y para querer a alguien?

Me mira, la miro, nos seguimos mirando. Podría pasarme horas así. Podría abrazarla sin ni siquiera tocarla.

Me mira, la miro. Parpadeo. Esboza una dulce sonrisa en su cara. Articula levemente sus labios y pronuncia una palabra que me hace enloquecer.

Me mira, la miro. Cierro los ojos y los abro, despierto.

Hoy, un lunes como otro cualquiera, en una clase de química como otra cualquiera, en un atípico mes de Noviembre en el que aun hace calor, me deshago de mis cadenas. Sí, te dejo. Abandono una vida entregada a ti, a llevar los grilletes de estar enamorado y a cumplir condena volviendo solo a la cama.

Me coges la mano, está fría, como el mármol, y tiembla. Siempre tengo las manos frías, lo sabes, igual que sabes muchas mas cosas de mi. Pero hoy lo dejo. Me abandono a los placeres de una vida solitaria con sabor a café con leche; una vida de egoísta, gris, de miradas perdidas y poesías sin dueña. Una vida circunstancial, que puede que abandone en un tiempo. Pero el tiempo es algo tan efímero, algo que simplemente pasa…

Con el tiempo, los príncipes se vuelven ranas, las flores se dan cuenta de que nunca podrían despegarse del suelo y la ilusión se abraza a la tristeza. Decepción, extraña conocida, ¿cuánto hacía que no nos veíamos? ¿cómo te han ido a ti las cosas?

Reina, estate tranquila y no te preocupes, yo seguiré a tu lado. Un día te quise, puede que otro vuelva a hacerlo. Aun así sigues siendo la joya de mi vida y no te desesperes, piensa que es la mano la que envejece y no la sortija, que pasarán los años y seguirás siendo preciosa, que el cielo tendrá envidia de tus ojos. Y nos haremos viejos y, como el tópico de siempre, estaremos sentados en bajo un porche, llenos de arrugas y, tal día como hoy, nos volveremos a mirar.

Todo eso, porque te quise, porque me enfrenté a la soledad, escapé del recuerdo y vi la luz en tus ojos y la pasión en tu corazón. Porque sé que, al menos un día, al menos en un pequeño instante, me querrás de una forma especial, y, al fin, te darás cuenta de que no habrá nadie que te quiera mas que yo.

Me miras, te miro. Soy libre… ¿y ahora qué?

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Bueno, hago un pequeño paréntesis en esa larga historia que me llevaba entre manos para escribir algo que salió verdaderamente de dentro, tal cual como se narra. Esperemos que las cosas le vayan bien al pequeño aLbert - para los no-informados, albert soy yo ._. - en la vida =D...
PD: Sí, coño, otra ñoñería de las mías. ¿Y qué? Es mi blog y encima el Domingo tengo Campeonato y estoy de adrenalina hasta el culo. Es normal cojones =D!!

Comentarios sumamente agradecidos =D

viernes, 10 de noviembre de 2006

~Ella y yo [El principio]

Cuando empezaba a llover, ella y yo estábamos saliendo de clase. Ninguno de los dos llevábamos paraguas y según se veía en el cielo parecía que presenciaríamos una ligera tormenta de verano en pocos minutos.

Yo no tenia mucho problema, vivía a un par de calles de allí. Pero ella, en cambio vivía bastante más lejos. Seguramente cuando llegase a casa lo haría bien empapada. Así fue como le propuse que se viniese a mi casa hasta que la tormenta pasase.

Yo vivía en un edificio no muy alto, en el piso de arriba, el ático. Bueno, no exactamente. Mis padres vivían en el ático, y yo en la terraza de arriba, la azotea, en un pequeño habitáculo que era mi casa. Desde que era un niño pequeño solía subir allí arriba y pasar el rato. Ahora lo usaba para vivir. No me llevaba demasiado bien con mis padres así que un día decidí que viviría allí arriba. Está claro que cuando era la hora de comer bajaba al piso de mis padres pero mi vida transcurría allí arriba.

No era una habitación muy grande, pero lo que en realidad lo hacia único era la terraza que tenia. Allí pasaba la mayor parte del tiempo. En la terraza tenia mis plantas y flores, bajo un toldo, una mesa, un par de sillas y una pequeña caseta de madera que usaba para guardar todo aquello que no cabía en la habitación.

Dentro de la habitación había, obviamente, una cama que se replegaba en la pared, un pequeño armario donde guardaba la ropa, un pequeño sillón y varias estanterías. En ellas tenia de todo: libros, álbumes, papeles, fotos…
Las paredes de la habitación estaban literalmente forradas por mi. Fotos que me había hecho con mis amigos, dibujos que me gustaron especialmente y no me vi con corazón de regalar o, eventualmente, alguna que otra poesía que escribía cuando lo necesitaba eran algunos de los elementos que cubrían las paredes de mi habitación.

Finalmente y como un pequeño adosado a mi “casa”, disponía de una pequeña habitación que me servia como cuarto de baño.

[…]

Ella y yo caminábamos por la calle mientras la lluvia caía suavemente sobre nosotros. En realidad era una situación bastante romántica y lo hubiese sido más si nos conociésemos mejor. Desgraciadamente nos conocíamos de poco más que hola y adiós… De todos modos, no importaba. Después de un pequeño paseo llegamos a mi casa. Se podía subir por dentro del edificio o por la escalera de atrás. Normalmente subía por la de atrás, así evitaba encontrarme con los vecinos. Además era mejor, la parte de atrás del edificio era mucho más bonita. Las pared estaba pintada por mi, un trabajo de varios años aun por acabar en el que se representaba un bonito amanecer. La escalera, que daba a mi terraza, era de aluminio oscurecido y quedaba armoniosamente decorada por el verde de una planta trepadora que crecía a lo largo de ésta.
Pensé que quizás se sorprendería al ver como vivía pero pareció que le gustó.-

¡Oh, qué bonito! ¿Es realmente tuyo todo esto? Sí que lo es. Vivo aquí arriba como quiero¡Que suerte! Y estas flores, ¿son todas tuyas?Sí. Las riego cada día. Creo que las flores son maravillosasYa veo… - Sí, sí, y creo que tu eres más fantástica que ellas… - Tu también eres genialSeguro…

Nos sentamos en las sillas que estaban bajo el toldo. Seguía lloviendo y ella contemplaba las vistas que se podían disfrutar desde allí. Yo en cambio la miraba a ella. No me había dado cuenta antes, pero era realmente guapa. No era una chica muy alta pero tampoco muy baja, de complexión más bien delgada. Tenía un bonito pelo castaño con reflejos dorados y unos ojos preciosos de color azul intenso.
La seguía mirando cuando giró su cara hacia mí. Me había pillado mirándola fijamente, pero aun así no me sentía incomodo.

- Lo siento, no quería molestarte mirándote de esta manera… - No, tranquilo. En realidad te tengo que agradecer que me hayas invitado. Esto es maravilloso.De nada mujer. Siéntete libre de venir cuando te apetezca… - ¡Que mono! Si algún día me caso me gustaría tener a alguien como tú de maridoEntonces… ¿te quieres casar conmigo?Quizás algún día me case contigo. Bueno, se esta haciendo de noche y ya ha parado de llover, creo que debo irme… - Quédate cuanto quieras, casa mía es casa tuya… - Gracias pero debo irme… bueno, nos vemos mañana en clase…y quizás venga luego contigo…si quieres, claroPor supuesto

Me besó y se fue. ¡Que chica tan maravillosa! Era buena, bastante guapa y una persona encantadora. Aquella noche dormí fuera. Desplegué una tumbona y bajo la atenta mirada de una luna casi redonda me puse a contar estrellas. El cielo era realmente fascinante, tan grande, tan sereno, tan lleno de cosas increíbles, tan azul…

- Algún día tengo que escribir algo sobre el cielo pensé

Una suave brisa soplaba en aquella noche tan tranquila. Las luces de la ciudad poco a poco empezaban a apagarse y todo se reducía a leves ruidos que morirían en silencio y tranquilidad. Aquella noche las estrellas brillaban con más fuerza; aquella noche de verano pensé en ella…

Como cada mañana el reloj sonó a su hora, quince minutos antes de que empezasen las clases. Un nuevo día empezaba y el sol brillaba con fuerza. Me lavé, me vestí y tome un desayuno ligero, vamos, lo de cada día.
Llegué a clase un poco tarde, como siempre. El profesor, harto ya de mi y mi impuntualidad me echo por enésima vez en este año a la biblioteca.

-Maldito profesor de Historia… siempre con lo mismo… - pensé para mi mismo – bueno, da igual, así puedo dormir un rato mas…

Subía por unas escaleras mas que conocidas que me llevaban a mi sitio de siempre en la biblioteca de aquel colegio. Arriba me esperaba otra crucecita en la lista de expulsados.

-Buenas…vuelvo a estar aquíHombre, tu por aquí…hoy es… jueves… ¿Historia no? [Dijo Pepe, el encargado de la biblioteca] – Sí, como no… - ¿Qué haremos contigo? Anda, ves a sentarte, y hoy no te duermas que no estas solo…

Entonces me fijé. Allí, dos sillas mas allá de donde estábamos había alguien sentado. Fíjate tú por donde, era ella. Casualidades, caprichos del tiempo o lo que fuese, posiblemente hoy era un día de esos que agradeces ser tan impuntual a clase. Fui hacia ella y me senté a su lado.

-Buenos días Hola. ¿Que tal?Ya me ves, vamos haciendo… ¿tu qué, qué haces aquí arriba?He llegado tarde, ¿y tú?Yo lo de siempre… - Ah…ya veo

Por las mañanas no era el mismo. Normalmente, a primera hora de la mañana no solía haber nadie y malgastaba el tiempo de cualquier manera. Si la noche anterior había habido partido pasaba mi hora de castigo comentando el partido con Pepe, sino, me ponía a escribir, a dibujar o simplemente me echaba a dormir. Hoy en cambio estaba con ella. No podía malgastar el tiempo durmiendo.
La miré a la cara. ¡Qué ojos tiene! ¡Que bonitos!

-¿No te han dicho nunca que tienes unos ojos preciosos? La verdad es que no… - Pues permíteme ser el primeroNo creo que tenga unos ojos tan bonitos, simplemente son azules… - A mi me encantan. ¿Puedo dibujarte?

Como un leve eco esas palabras hicieron inciso en ella. Seguramente era la primera vez que topaba con alguien como yo. Me fascinaban las artes como entretenimiento. Escribir historias o poesías, dibujar o hacer fotografías era algo que me apasionaba. Vivía y comprendía el arte como una forma de enriquecimiento personal, como una forma de expresarme con el mundo. Además, a la gente le gustaba, o al menos, eso decían. Posiblemente no era tan bueno como me pintaban, pero me llenaba saber que había alguien que le gustaba lo que yo hacia. Así fue como en una hora la dibujé.

-Toma. ¿Qué te parece?Es preciosoPara ti puesPero, pero… - Eres tu y te gusta. Quédatelo Gracias – [Me abrazó] – El que te tendría que dar las gracias soy yo, no todos los días uno encuentra una musa como tu… - Eres gracioso, ¿sabes?Me lo suelen decirBueno, parece que ya es hora de ir bajando… ¿nos vemos después de las clases…?Dalo por hecho…


Buenas alientosysuspiros-maniatic@s =D…Cuanto tiempo…!! Pues nada, espero que os guste...Otra historia de estas mías llenas de idealismos, simbolismos y muchas mas cosas que acaban en -ismo(s), para que os sintáis identificados y si alguien le ve el trasfondo tendrá premio seguro... =D.

Es en principio la parte principal d euna historia que he empezado a escribir en clase... asi que no prometo continuarla, aunque me gustaria =D.
Comentarios y todo tipo de criticas son gustosamente aceptados y infinitamente agradecidos!

PD. Siento todos los cambios de fuentes, tamaños y tal que puedan haber, pero es que el editor de Blogger es tremendamente malo ._<

Nos vemos!