domingo, 25 de noviembre de 2007

No es una despedida, solo es un hasta luego...

Y me voy por otro camino con lágrimas en los ojos.
Lágrimas de pena y lágrimas de optimismo.
Porque por hacer algo con mi hermano
saldrá algo simplemente enorme.


On the Rocks! ( http://ontherockss.wordpress.com/ )



"No es una despedida, solo es un hasta luego y si levanto el vuelo se que fuimos alguien en la vida"

domingo, 4 de noviembre de 2007

Ella y Yo, historia de un año y medio

Nadie diría que ya había pasado bastante más de un año. Posiblemente medio millar de días y habían pasado tantas cosas que era difícil encontrar el principio de todo esto. De todos modos aquel principio era tan glorioso para mí que se hacía prácticamente imposible de olvidar.

Todo empezó por allá por Mayo, cuando aún era un recién “redescubierto yo” y empezaba a curiosear sobre el mundo mientras me dedicaba a terminar el primer curso de bachillerato. Ahí fue, entre patio y patio, cuando la conocí.

Yo, un joven que empezaba a desplegar su potencial ajeno normalmente al mundo materia, y ella, aquella especie de princesa sacada directamente de un cuento. Y podría decirse que amor a primera vista, amor sincero, de ese que se escribe con hache.

Y ahora me paro y pienso en lo que se me estaría pasando por la cabeza entonces, ¿porqué cambiar mi mundo entero por un abrazo y un disfraz de príncipe bastante logrado cuando podía ser asquerosamente libre? Nadie me dio respuesta.

Fueron meses felices, llenos de más y de menos y, sobre todo, bastante bonitos. Al principio todo era tan sencillo… supongo que al principio la novedad perdonaba aquellos silencios tan molestos que se me escapaban demasiado a menudo. Cenas, portales, noches de verano, amaneceres de fantasía y yo que me veía obligado a abandonarla. Aquel verano, la distancia y aquella chica tan guapa de la melena castaña y los ojos de color miel no pasaron como una trivialidad y ayudaron a que bajase un poco de las nubes en las que vivía.

Pero ni el tiempo ni la distancia eran suficientes para mí. Volví como el que retorna de una guerra, más duro y algo más maduro. Quedamos, fuimos a cenar y hablamos; parecía que todo había vuelto a la normalidad, que incluso las cosas habían mejorado y que durante el verano ambos habíamos cambiado en las mismas proporciones. No sabía cuánto me equivocaba. Poco después de descubrir aquella nueva vocación que suponía para mí la pelea me di cuenta de que ella había crecido mucho más que yo. Me di cuenta de que su mundo tenía horizontes demasiado extensos y de que yo era otro rollo. Y vinieron muchos turistas a visitar aquellos horizontes tan vastos, cada uno diferente pero cada uno me alejaba más y más de ella.

El tiempo parecía nublarse por momentos, no obstante, cuando estrenaba aquellos flamantes pero inútiles diecisiete años, apareció aquella musa del sexo, aquella chica que me derretía tan solo con mirarme. Fue breve pero intenso. Nos veíamos un poco a escondidas y dejábamos que la pasión fluyera por nuestros cuerpos. Tan pronto como la pasión se acabó decidimos terminar con aquella historia.

Y a partir de ahí, el declive. Todo parecía precipitarse y dentro de mí brotaba una especie de sentimiento de rebeldía que cada vez se me hacía más difícil de reprimir. Solo la proximidad del fin del curso me alegraba los días. Fue un periodo que siempre quedará en la memoria, con cenas, fiestas y viajes increíbles que terminó por morir en los calurosos días de verano.

Después de un par de intentos fallidos de encontrar trabajo, opté por volver a repetir suerte en la heladería. Un trabajo sacrificado, con malos horarios para poder quedar con los amigos pero que me dejaba disfrutar de aquella vida noctámbula que tanto me gustaba.

Y así, sin darme cuenta del todo, parece que me hice mayor de golpe, un sinvergüenza de cuidado. Noches en vela en aquella plaza hasta que tal vez el dolor o la ansiedad hicieron que el humo viajara a sus anchas por mis pulmones. Pasaron noches plácidas que terminaron en las primeras lluvias de septiembre.

Todo era tan distinto… según me dijeron cambié, pasé de ser aquel niño tímido que se escondía tras sus silencios a convertirme en un sinvergüenza con las ideas claras y un carácter fuerte y definido. Pero aún faltaba algo para completar aquella supuesta plenitud, porque, pese a todo, aún seguía sintiéndome completamente vacío. Faltaba alguien.

Y del mismo modo que nos hicimos mayores, cambiamos los institutos por las universidades. Dificultad incrementada pero una nueva vida que se abría a mis pies. Y todo era tan divertido, pero tan difícil, que sin darme cuenta ya se había terminado Octubre.

Damos inicio a la segunda temporada.

sábado, 20 de octubre de 2007

Cuarenta y cinco sílabas

Si quieres hablar conmigo
busca el número en el móvil
y llámame.

Si quieres amor conmigo
abrázame y dame un beso
que yo pondré los condones.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Historias de un niño kamikaze

Aquello que trataba de ser un agradable vuelo se precipitó estrepitosamente. Sin saber muy bien como, el piloto se dejó abrazar por la locura, la irracionalidad y sus emociones. Lo cierto es que pocas veces tenía problemas con ellas pero esta vez parecía ser una de esas pocas.

En aquel arrebato pasional, ese joven poeta con barba de varios días, desaliñado y de mirada perdida, solo podía ver impotente como el avión que él mismo había decidido pilotar se precipitaba hacia lo inevitable.

El viento, que gélido se estrellaba contra el acero de su avión, se colaba por su estructura hasta llegar a él y le helaba los pulmones. Todo estaba fuera de control. Desde que pronunció aquellas palabras sabía que se había condenado, que desde el mismísimo instante en el que decidió tomar ese rumbo se había convertido en un kamikaze. Pero él no sabía que significaba aquello; tan siquiera le agradaba la idea. ¿Qué pensarán los kamikazes antes de estrellarse?

Su brillante cerebro no paraba de formular preguntas que jamás hallarían respuesta. Todo aquello era un cúmulo de sentimientos demasiado contradictorios como para ser comprendidos por un loco como él.

Y entonces sucedió lo que tenía que suceder. Aquel cuerpo incandescente surcó los cielos destellante hasta impactar contra el suelo. El impacto fue formidable; el estruendo, sordo. Tan silencioso como una proposición sin respuesta… Fue entonces, durante aquel silencio, cuando se dio cuenta de que Dios jamás le quiso, de que seguramente ni siquiera le caía bien a Dios, pues él nunca le ayudó. Desolador.

Pero de pronto, cuando todo parecía haber muerto, cuando ni siquiera el aire correteaba sobre el prado para llevarse el humo, una lluvia suave empezó a caer bañando todo aquello que encontraba a su paso. Los trozos de metal esparcidos por el suelo, las cenizas aun humeantes, su piel resquebrajada, llena de heridas y rasguños, y aquellas flores tan bonitas sobre las que había caído.

Desde el suelo entornó los ojos, abatido. Más allá del gris, pero, pudo ver el verde, el blanco y el amarillo de las flores. Más allá del suicidio y la muerte a las que se había lanzado, encontró algo bonito.

Su corazón aun latía fuerte, pues aquella era la reacción que se encontró. Aun así fue capaz de reunir las fuerzas necesarias para levantarse. Tembloroso se incorporó y miró al horizonte infinito y solo vio verde. Era paradójico, insólito, pero cierto.

Cuando por fin pudo mantenerse en pie sin tambalearse, consciente ya de lo que había sucedido, se llevó la mano al bolsillo. Buscó, pero no estaba. Lo volvió a probar, una vez, y otra, incansable, pero no la encontraba. Siguió hasta su último aliento, hasta que las heridas y el cansancio pudieron con él. Y entonces, exhausto y abatido, tras perder toda esperanza, la encontró. Allí estaba, en el suelo, sucia y con arrugas, pero no le importaba.

Allí estaba, pues, su fe.

Sí, me convertí en un kamikaze sin darme cuenta.
Espero que os guste.

lunes, 3 de septiembre de 2007

La historia más bonita

Y él, en un intento desesperado por ganarse su corazón, se lo jugó todo a una carta. No tenía la certeza de que fuese a funcionar, es más, ni el mismo esperaba que surgiese algún efecto de aquel suicidio. Pero, aun así, podrá decir que las “americanadas” le funcionaron, al menos, una vez en su vida.

Para ella posiblemente no era más que otro tipo. Uno peculiar, que sabía escribir y tenía su qué, pero otro más. Para él, ella no era mucho; era demasiado.

Así que un día que tuvo la oportunidad de verla a solas, lejos de la terraza de aquella heladería donde él trabajaba, la cogió de las manos y pronunció las palabras más ocurrentes que se le pasaron por la cabeza.

<<¿Qué dirías si ahora mismo alguien te cogiera por las manos y te dijera que eres la reina de su corazón?>>

Audaz. Señoras y señores, pasen y vean:

Él, un camarero de heladería, y ella, una chica atractiva donde las haya… ¿A qué esperan? El drama está servido…

De todos modos, nada ni nadie pudo arrebatarles aquellos minutos tan íntimos. Y es que el amor, ya lo dicen, es cosa de dos.

Conmocionada aun, con el corazón encogido por la ternura de aquellas palabras, no pudo articular respuesta. Tenía sus manos juntas, cogidas por las de él. Ese era el pequeño vínculo físico que les unía. Y ella, en aquellos instantes se lo quería comer a besos, estrecharlo entre sus brazos, sentirlo suyo.

A él, en cambio, el corazón le latía tan fuerte y tan rápido que le dolía dentro del pecho. La miraba confuso, esperaba una respuesta que no llegaba. La tensión era inaguantable; hasta el más fuerte y valiente hubiese cedido ante aquella situación. Pero él no había llegado hasta aquel punto para retirarse, ni mucho menos. Hizo de tripas corazón, cerró los ojos y dejó que el silencio hablara por él.

Y entonces surgió la pasión, la calidez y el desenfreno. Cuando sus labios se encontraron con los de ella todas las dudas se desvanecieron. Y bebió de aquel beso como si le fuese la vida, respiró de su aliento y su suspiro. Le entregó su mundo entero en aquel abrazo.

No es realmente la historia más bonita. ¿Y qué? =D
Espero que os guste.

sábado, 25 de agosto de 2007

Sincerémonos

~1 "La verdad es que le parecía la chica más guapa del mundo.
Y le gusta, demasiado cree él.
Lo cierto es que le gusta desde el primer día que se topó con ella por la calle y hablaron.
Me parece que hasta se aficionó a ir a la biblioteca por ella.

¿Qué cosas tiene esto del destino, eh?"


~2 "Y a veces, más que por el ciego, le gustaba por la satisfacción
que le producía pensar el trabajo que le había costado liárselo.
Lo encendía y tiraba. El humo recorría su tráquea y llegaba
machacante a sus pulmones. Después, abría un poco la boca
y lo dejaba en libertad.

Porque en realidad nadie le entendía. Y hablaba y hablaba
y nadie le escuchaba realmente. Entonces terminaba por sentirse mal.

Por eso, fuma y olvida"


~3 "Todo empezaba cuando llegaba.
Primero, emoción.
Bajaban y se cambiaban.
Poco a poco el miedo se apoderaba de él.
Presumía ser excitación, pero él bien sabía que era miedo.
Y luego, empezaba el combate.
Por suerte, el otro tenía tanto o incluso más miedo que él.
Y él lo sabía.
Y entendío que no se trata del más fuerte.
Ni del más hábil.
Tan solo del que esconda mejor su miedo.
Eso fue lo que aprendió aquellos viernes por la tarde..."


~4
"La cuestión es que él no se enamoró de una rubia.

Por muy guapa que fuese."



Esto se acaba (para volver a nacer, pero se acaba). Por eso, me sincero. ¿Alguien me acompaña?

martes, 21 de agosto de 2007

¿Despedida y cierre?

El arte viene y va, y la musa sigue su estela. A veces dos hombres, suficientemente unidos pese a la distancia que les separa, arañan unos pocos minutos de sus bohemias vidas para charlar. Y es en una de esas conversaciones noctámbulas cuando la musa les viene a visitar. Y de la nada aparece una idea nueva.

Con ánimos renovados dos hombres trabajan mientras todos duermen. Como dos niños haciendo un hoyo en la arena, mi hermano y yo estamos tramando algo.

Por eso ahora lo tengo que dejar; tengo una ciudad que conquistar, cenar y estirar las piernas.

Hasta mejor ver, esperad noticias nuevas.

~Atte. albertt!

viernes, 3 de agosto de 2007

Cuatro noches y la pasión

Nunca pensó que llegaría a desear con tantas ganas que lloviese cada día como durante aquel verano. El sol, el buen tiempo, el calor; ninguno de ellos era agradable si trabajabas de camarero en la terraza de una heladería. Y él lo era.

Entre semana, a eso de las cinco de la tarde, bandeja en mano empezaba una nueva jornada. La verdad era que ser camarero era algo que le gustaba pero no acababa de entender el porque. No soportaba a la gente y menos cuando se ponían quisquillosos o simplemente cuando hacían algo que le irritase (cosa que no era muy difícil). Pero pese a todo había vuelto a eso de la hostelería.

Cada día sirviendo mesas, llevando helados, granizados y horchatas. Y cada día igual de ausente, pues no podía evitar reprimir ese sentimiento que latía en su interior y no terminaba de saber que era. Primero calidez, después fuego, ardor, furia; y luego, cuando lograba reprimirlo un poco, acaecía creación. Creación que se desbordaba por sus dedos y se materializaba, gracias a su bolígrafo de apuntar los pedidos, sobre servilletas, hojas, tiquetes o cualquier papel. Creación que, según él, se malgastaba.

Un día, cuando ya tenía servidas todas las mesas, se apoyó en la barra y, como de costumbre, se quedó mirando hacia fuera. Era una calle céntrica y cualquier hora era buena para pararse a ver a cualquier chica guapa que pasase y le alegrase un poco la vista. Como de costumbre miraba, sonreía, alguna que otra vez comentaba con algún compañero, y dejaba la imagen perdida en la memoria. Pero aquella vez fue distinto, aquella chica de los shorts negros, la que había pasado hacia las seis, ahora, una hora y media más tarde volvía a pasar de nuevo. Y cruzaron una mirada. Fue muy rápida, muy corta, pero muy intensa. El camarero, con la bandeja llena de vasos y copas, pudo, por un momento beber un sorbo de esa mirada. Un sorbo que duró un instante hasta que la chica desapareció a la lejanía.

Dos días después, cuando la terraza estaba bastante concurrida, era la hora en que el camarero solía volverse más áspero. No le acababa de gustar que la gente no entendiese que él no era uso exclusivo de cada cliente. Pero aguantaba; respiraba hondo y salía a la terraza, caminando con prestigio y ensayada sonrisa en la boca.

Cuando la cosa empezaba a calmarse y el reloj casi marcaba las ocho de la tarde, un par de chicas bastante guapas se sentaron en su zona de la terraza. Y su zona era suya. Caminaba con paso seguro y mirada distraída hacia ellas y cuando fijó la vista en las chicas vio que una de ellas le sonaba, pues era la chica de los shorts negros. Y agradeció a la nada que se hubiese vuelto a pasar. No sabía muy bien porqué pero había vuelto a pasarse.

Les tomó nota y cuando las sirvió le dedicó una sonrisa. Pagaron y les llevó el cambio, como solía hacer con todos los clientes, y se fue a recoger otra mesa que había quedado libre. Cuando volvió a pasar por su lado, ésta le hizo detenerse, acercándole el platito del cambio dónde habían dejado una propina. Él, agradecido, le volvió a dedicar otra sonrisa y continuó su camino hacia la tienda para vaciar la bandeja. En el corto trayecto que hizo pudo ver como en el platito, a parte de un par de monedas había un papel que no parecía un tiquete. Sin perder tiempo en ver que era lo cogió y lo guardó en el bolsillo.

Afuera la faena se le acumulaba así que no reparó mucho en averiguar que era aquel papel. Y así fue hasta que terminó la jornada. Hasta entonces no se volvió a acordar del papel que había recogido por la tarde del platito de la propina. Lo abrió con cuidado y vio que en él había escrita una dirección de Messenger. Se intrigó; lo había visto en películas, lo había visto en series… pero ¿en la realidad…? Esas cosas tan solo pasan en las películas, se dijo. Entonces guardó el papel en el bolsillo de nuevo y se fue para casa.

Como siempre llegaba tarde a casa, cerca de las dos de la noche. Para él no era problema, por la noche nadie le molestaba y esos ratos de noctambulismo los aprovechaba para escribir todo aquello que se le ocurría en aquellos momentos de “desenfreno” que le daban. Sinceramente, cuando escribía no podía evitar sentirse realmente solo. Pero ya se había acostumbrado.

Abstraído en sus pensamientos se acordó en el bolsillo del pantalón de trabajo tenía guardada aquella dirección de correo. Sin saber muy bien porqué decidió agregarla para ver quien era. Y para sorpresa suya, pese a la hora que era, aquella persona estaba conectada.

No le atraía mucho la idea de hablar con gente que no sabía quien era así que esperó a que él o ella le hablase primero. Pero no hubo respuesta. Se intrigó y decidió ir a dormir.


Bueno, la tengo pendiente de continuar. No sé cuanto me va a llevar ni cuanto la voy a alargar. Pero si no pasa nada, no creo que tarde nada...
El titulo me gusta pero no me acaba de convencer =/

En fin... supongo que a alguien le debo una historia de amore...
*respecto a la palabra tiquete, ya sé que suena como el culo, pero se dice así…
zaludos a todozz!

EDITADO 8/Agosto/07: Esta historia queda inacabada por motivos personales hasta nuevo aviso (el cual no creo que llegue). Gracias

miércoles, 1 de agosto de 2007

Ciclos no tan monótonos [versión 2007]

Duermes cansado – ¡Despierta!Tu madre; solo se preocupa por tiEnchufaré un poco el pc¡Deja eso, desayuna y ves a ducharte de una vez! Solo se preocupa por ti –Una ducha, vestirse y 10 minutos de Pc –Supongo que ya es hora de irse a comer… - Un paseo hasta casa de tu abuela – Este año tienes tus gafas nuevasTambién tu gorraTambién, también – Llegas a casa de tu abuela, comes – Este año ya no está tu abueloYa… murióEra un gran hombre – Vuelta para casa - ¿Qué hago?Conéctate - ¿Y si leo?Ya terminaste el libroTal vez pinte algo… - Sí, pero date prisa, curras de aquí nadaYa ves… - Diez minutos de paseo hasta el curro – ¿Qué pasa nen? – Saludas a tu jefe. Ocho horas de trabajo y un rato de tertulia – Bueno, habrá que ir a hacer un sueño… - Te vuelves para casa – El Pc está apagado - ¿Por qué lo apagan?Mama, ya he llegado… - ¿Por qué tienes que hacer eso cada noche?Bah, qué más da. Solo se preocupa por mí - ¿Qué haces?Miro a ver quien hay… - Son casi las tres, vete a dormirEste año es más interesante¿En quién piensas, en ella? - ¿En cual de todas?

Duermes cansado. Ayer te acostaste tarde – ¡Despierta! – Tu madre otra vez – Joder… cada día igual… - Tranquilo; solo se preocupa por ti Enchufaré un poco el pc¡Deja eso, desayuna y ves a ducharte de una vez! ¿Por qué no se olvidará de mi un poco? - No lo hace con malicia, solo se preocupa por ti… –Una ducha, vestirse y 10 minutos de Pc – Supongo que ya es hora de irse a comer… - Un paseo hasta casa de tu abuela – Hoy no me pongo las gafas – Pero la gorra sabes que sí… – ¡Claro! – Llegas a casa de tu abuela y comes – Bueno, me voy – Vuelta para casa - ¿Qué hago?ConéctateSí… – Media hora aburrida de internet – Mira, se ha conectadoHola guapa, ¿cómo va todo? Hacía tiempo que no hablábamos eh…No sabes que tiene pero pese a todo aun es capaz de arrancarte una sonrisilla de la bocaBueno, ya quedaremos… – Ya se ha ido… – A todo esto… ¿sabes que hora es?Sí… - Diez minutos de paseo – ¡Buenas!Dicen que el saludo es importante… - Tres horas de trabajo y levantas la cabeza mientras te pagan – *Sonrisa tonta en la bocaCualquiera que te vea… - Hombre preciosa, qué haces tú aquíDije que vendría a verte… - Siete minutos de charla. Se fue – Te ha venido a verYa ni las flipadas de los clientes importan… - *Felicidad inexplicable - Cinco horas de trabajo más y el tradicional rato de tertulia – Bueno, habrá que ir a hacer un sueño… - Te vuelves para casa – El Pc está apagado - ¿Por qué lo apagan? Mama, ya estoy aquí… - ¿Por qué tienes que hacer eso cada noche? Bah, qué más da. Solo se preocupa por míEnchufa lo de los mosquitos, que luego te pican Hoy estoy cansado… - Son las tres pasadas, vete a dormir Buala, pero es que me ha venido a ver…Pareces un niño - ¿Qué quieres? No me dejan crecer… - *Felicidad

Despiertas. Hoy no oyes a tu madre – Son solo las nueve – Tu hermano está viendo la tele – Como no… - ¿Y tu madre? – Comprando seguramente – Hoy tienes fiesta - ¿Qué hago?Este año tienes dos días de fiesta Se agradecen – Desayunas como un rey y te vas un rato al Pc – Ya he sacado planes para esta tardeY para esta noche también… - Te duchas, te vistes y te vas a comer a casa de tu abuela – Me quedaré un rato en el bar… - Menudo estás hecho… - Buenas – Tu tío está también. Como tú, tiene fiesta – Una mediana, por favor – Tragas y recuerdas – El año pasado al igual pedías cervezaComo pasa el tiempo – Vas a casa de tu abuela. Comes y te vuelves – Escribiré un ratoDéjalo ya, tienes que ir a pillar el bus – Media hora de camino - ¿Qué pasa tío? – Te encuentras con tus amigos – Solo os veo de semana en semana eh… - Nunca se pasan a verte Bah. Da igual – Pasas toda la tarde con ellos – *Rutina. Monotonía. Alegría - ¿Vamos a cenar, tomamos algo y luego vamos al cine? – Llamas a tu madre – Mama, hoy no vengo a cenar… es que… - No te deja terminar - ¡Siempre igual! Nunca cenas en casa y para un día que puedes… - No te cabrees con ella. Solo se preocupa por ti, entiéndelo – Cenáis y vais a tomar algo. Luego os metéis en el cine – Ha estado bien la peli. Bueno, mañana nos vemos si tal… - Vuelves para casa - ¿Qué coño hace hoy también el Pc apagadoMama, que ya he llegadoJoder, ¿y por qué hoy también tienes que avisarla?A veces creo que no he cambiadoYa ves… cuánto ha pasado Un añoOh, sí. Un año… - *Madurez. Felicidad. Monotonía.Vete a dormir, que mañana vuelves a tener fiesta… - Y tanto…


Bueno, espero que os guste. No es más que una adaptación de Ciclos Monótonos, una historia que hice hace un año (qué está en el blog) y qué no deja de ser una adaptación de "MONOTNONÍA - Historia de amor" del hermano Ori que podéis encontrar en su blog Lágrimas de la Diosa (http://lagrimasdeladiosa.blogspot.com/). Gracias hermanou (B). Espero poder llegar a escribir la adaptación del año que viene... =D

Y creo que ya está. Para entenderlo, hay que leerlo como un dialogo.

Voz en negrita: Narrador
Voz en cursiva: Yo interior
Voz en naranja: Yo exterior
Voz en azul claro: Madre
Voz en rosa: Ella
Voz en azul oscuro: Amigo
Voz con *: Sentimientos


martes, 31 de julio de 2007

Feliz Primer Aniversario

Un año en línea. Un año escribiendo, imaginando, malgastando noches publicando. Un año en el que bolis murieron orgullosos de escribir semejantes cosas. Trescientos sesenta y cinco días que han pasado y han dejado atrás más de media centena de entradas, miles y miles de palabras; varias horas de clase, muchas tardes de invierno, pero sobretodo muchas noches de verano después de trabajar. Noches de verano, para amar y soñar.

Un año que no hubiese sido posible sin vosotros. Porque por mucho que yo escriba, por mucho que yo me crea un pequeño poeta que se las da de “el mejor”, Alientos y Suspiros lo hacéis vosotros día a día.

Por eso quiero agradecer hoy más que nunca todo el apoyo que me habéis brindado, todas las ideas, todas las palabras, todo. Quiero agradecer aquellos que me sirven de modelo para mis historias; agradecer a todas las chicas que pasan por la calle y me inspiran y a aquellas que están siempre en mi cabeza. También a los amigos y hermanos que siempre estuvieron dispuestos a leer cuando seguramente menos les interesaba.

Gracias de verdad. Gracias de hacer de un pequeño sueño una realidad.

~Alientos y Suspiros (http://alientosysuspiros.blogspot.com/)

31/07/06 – 31/07/07

Atentamente,

Albert.

domingo, 22 de julio de 2007

Parece que dónde caben dos, caben tres...

Más ella y yo...
~Capítulo Decimosexto de "Ella y Yo"

Abrí la carta con cierto miedo. No dejaba de ser una grata sorpresa, pero las sorpresas suelen ser bastante problemáticas.

Al sacar la carta del sobre me vino de repente una agradable fragancia a la nariz que me recordó a ella. Sentía una tremenda curiosidad por leer las letras que acababa de recibir pero al mismo tiempo sentía miedo, un miedo que me paralizaba y me echaba atrás, a no leer la carta. Dudé; pensé en hacer como si nunca hubiese recibido esa carta, cortar de raíz con el pasado, pero tampoco quería dejar de leerla. El corazón me latía muy rápido. Al final opté por leerla:

Hola guapo,

Espero que recuerdes quién soy, eh.

Bueno, no voy a dar muchos rodeos. No te preguntes ni cómo ni de dónde he conseguido tu dirección para enviarte la carta, es un secreto, pero eso ahora no importa.

¿Te acuerdas del verano, del último día en qué nos vimos? Prometí que nos volveríamos a ver. Pues bueno, resulta que ahora, a principios de Diciembre iré a pasar unos días (quién dice unos días dice hasta que terminen las vacaciones de invierno quizás…) en casa de mis abuelos, que viven en la Capital. Así que como tú vives cerca podríamos vernos, quedar para ir a dar una vuelta, etc. ¿Qué me dices?

Más abajo te dejo un número de teléfono para que me llames o me envíes un mensaje o simplemente me hagas una perdida si quieres.

Tengo muchas ganas de verte. Desde el verano, desde aquel día he pensado en ti. ¿Has crecido? ¿Te has hecho más guapo?...

[…]

Y así siguió la carta durante dos hojas más. Lo cierto es que fue bastante impactante y sobretodo bastante inoportuno diría yo. No es que estuviese atravesando un momento fácil para recibir una visita. Aun así, cuando lo pensé mejor me lo tomé de otra manera; pero primero tenía que verla de nuevo.

Al día siguiente, por la mañana fui al colegio con desgana. Era viernes y al lunes siguiente era mi cumpleaños. Pero no era eso lo que más me inquietaba; que mi cumpleaños estuviese tan cerca suponía que noviembre llegaba a su fin y que, por lo tanto, ella llegaría en pocos días.

Todo era bastante confuso, me sentía como una estación, las mujeres entraban y salían de mi vida como les apetecía. Por suerte “tan solo” había dos, me dije aquel viernes antes de irme a dormir. Cuánto llegué a maldecirme el domingo siguiente por haberlo dicho.

Aquel fin de semana no me encontraba muy bien y no me apetecía salir, por lo que opté por quedarme en casa haciendo mis cosas. El sábado por la mañana me levanté pronto y bajé a hacerme un café. Llené el termo que me había comprado no hace mucho y me lo subí a mi habitación, con un par de galletas. En la calle hacía un frío de demonios. Parecía como si todo ese extraño calor que había estado haciendo últimamente hubiese desaparecido por arte de magia en un par de días. De todos modos me gustaba más así; el calor para el verano y el frío para en invierno.

Por la tarde me llamó un amigo para ver si, al día siguiente, podía ir a su casa a explicarle una cosa que no entendía. Desganado le respondí que sí, que allí me tendría. Y así fue, el domingo, después de comer, me abrigué un poco y puse camino hacia casa de mi amigo. Quedaba un poco lejos y lo más cómodo hubiese sido coger el autobús, pero prefería caminar un poco y estirar las piernas por ese fin de semana de vagancia que me estaba pegando.

Caminaba como de costumbre, con la música puesta y pensando en mis cosas. De vez en cuando el viento se avivaba y soplaba con fuerza, tanta que incluso te hacía agachar la cabeza para que no te doliese la cara.

En una de esas rachas de aire frío, bajé la cabeza y cerré los ojos, con tan “mala” suerte que algo me entró en el ojo y topé con alguien. Entreabriendo como pude los ojos me disculpé por mi torpeza. Y entonces la vi. Parecía como si el tiempo se hubiese detenido, como si en aquella calle solo existiésemos ella y yo. Y de hecho así era.

Mis ojos que parecían haberse desecho de sus picores ahora se fijaban tanto como podían en aquella chica. Y es que en frente de mi se alzaba la figura de una chica, ni muy alta ni muy baja, melena castaña recogida y una cara que tenía un no sé qué especial que me gustaba. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus ojos, verdes, como esmeraldas y con un brillo característico y electrizante.

- Lo siento, me entró algo en el ojo y no te vi… ¿estás bien?Sí, sí. No te preocupes, yo tampoco te había vistoVale, pues lo siento. Que tengas un buen día. AdiósAdiós…

Y cada uno seguimos nuestro camino. No pude, pero, evitar girarme y mirarle el culo cuando terminamos de hablar. “¡Vaya culo…!” pensé. Reprendí mi camino trastornado. Giré en la esquina y me detuve. Volví a mirar en la calle que había dejado atrás pero ella ya no estaba. Desde luego me había afectado aquel encontronazo. Y es que a mi me pierden las caras bonitas…

Pensando en aquella chica, en que seguramente jamás la volvería a ver, llegué a casa de mi amigo. Pasé allí la tarde, más jugando a la consola un rato y hablando que estudiando, pero pasamos la tarde.

Por la noche, cuando llegué a casa, aun me acordaba de la chica de aquella tarde. “¿Cómo se llamará? ¿Se habrá fijado en mí?...” me preguntaba con cierta curiosidad. Era tan absurdo como ilógico, pero era cierto. Deseaba volverme a topar con ella, aunque sabía que era bastante difícil.

A la mañana siguiente me desperté con un buen humor impropio de mí en los lunes. No es que hubiese hecho los deberes o que milagrosamente se hubiese puesto a nevar, no. Aquel día, un 27 de Noviembre como otro cualquiera yo sumaba un año más a mi cuenta particular. De todos modos, la mañana no pasó con muchos sobresaltos. Los compañeros me felicitaron, como es de costumbre y poco más; es lo malo de que el cumpleaños caiga en lunes, que luego tienes que esperar al sábado para celebrarlo…

Pero luego, aquella misma tarde parecía como si alguien sin quererlo me estuviese haciendo un regalo, un gran regalo. Como estábamos en lo que comúnmente se conoce como “época de exámenes” me pasaba las tardes en la biblioteca. Iba allí más que nada a pasar la tarde. Yo no era una persona muy de estudiar, tenía la suerte o la desgracia de no necesitar estudiar para sacar un examen más o menos bien, así que me pasaba las tardes abusando de la máquina de café de la biblioteca y hablando con la gente. En una de estos largos descansos que me dedicaba, tomando un café con “mi Socio” vi como un grupo de chicas se acercaban hacia donde estábamos. Supuse que venían a saludarle a él, pues mi amigo y yo íbamos a colegios diferentes y los del mío no tenían la costumbre de pasarse por la biblioteca.

Cuán grande fue mi sorpresa al ver que de entre las cuatro chicas que se acercaban, la de más a la izquierda era ella, la chica del encontronazo, la de los ojos electrizantes. Entonces, cuando estuvieron frente a nosotros tres de ellas fueron a saludar a “mi Socio” y ella se paró delante de mí y entre sorprendida y divertida preguntó con sonrisa juguetona en la boca:

- ¿Tú eres el chico de ayer, verdad?


Bueno, poco a poco. Un capitulito nuevo de ella y yo...

Parece que esto de escribir de noche funciona. En fin, espero que os guste, tal y cual, gracias por pasar y hacer de esto lo que es, bla, bla, bla...
Dentro de poco un añitoo =O

jueves, 19 de julio de 2007

Aquellos maravillosos años

Aquellos maravillosos años, aquellos maravillosos recuerdos de cuando éramos niños. Hoy te miras al espejo y sigues viendo a aquel tímido niño de pelo revuelto y rodillas peladas, pero en realidad ya te hiciste mayor. Recuerdo aquellos maravillosos años en que las burbujas de la Coca-Cola nos hacían llorar mientras hoy nos tomamos una cerveza en la terraza de cualquier bar. Y es qué un día, sin saber muy bien como, sin saber muy bien cuando, de repente, nos hicimos mayores. Difícil de recordar aquellas tardes en el parque jugando a la pelota o al escondite, difícil de recordar los bocadillos de nocilla; difícil recordar que alguna vez fuiste niño.

Nunca pensaste que llevarías gafas de sol, juraste que jamás te pondrías unos zapatos, ni tampoco una camiseta rosa… pero supongo que es inevitable, crecemos y nos hacemos mayores. ¿Recuerdas las broncas de niños, los primeros castigos? ¿Recuerdas el primer diente que se te cayó? ¿Y todo lo que podías hacer con una caja de plastidecor?

Y es que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Dejamos atrás los dibujos, los juguetes y la mano de nuestras madres. Ahora somos “mayores”, somos “responsables”. Tenemos una novia, un trabajo, un coche y dinero. Nos arreglamos como si fuésemos a una boda para salir de fiesta y nos creemos capaces de comernos el mundo…

Imbéciles. ¿Acaso hemos crecido? Creemos dejar atrás nuestra infancia pero todos sabemos como somos en realidad, cuando nadie nos ve.

¿Por qué quieres crecer tan pronto? ¿Por qué quieres dejar atrás al niño que llevas dentro? ¿Por qué quieres olvidar aquellos maravillosos años de cuando éramos niños?

La verdad es que no me acaba de gustar mucho, pero espero que la idea haya quedado clara.
Yo, al menos, no quiero dejar atrás los mejores años de mi vida...
Saludos a todos y gracias.
Buenas noches.

martes, 17 de julio de 2007

Esperando mi momento

Son días difíciles, no lo niego. Todo es un tanto complicado, todo es demasiado irritante. Y es que cuando tu alma crece y crece, cuando tu espíritu rebelde se desborda todo parece una ofensiva. Un cuerpo demasiado pequeño para un alma que parece no tener fin; un espíritu encerrado en una jaula tan pequeña…

Sensación de asfixia que intenta debilitarme. Pero no, mi arrogancia me lo impide; el orgullo es demasiado grande. Aprendí a cuidarme solo, a que caminar por un camino de piedras no es para nada fácil; aprendí que nadie vendrá a ayudarme, a que callar era lo más sensato, pues a veces el silencio es el grito más alto.

Pero hoy todo duele o, si más no, todo irrita. Quiero irme, lejos, bien lejos; quiero explotar, destrozar esta maldita jaula y salir volando, rozar el cielo, acariciar el sol, besar las nubes. Quiero, tan solo, un poco de tiempo para mí.

La tinta se desborda como un río en días de lluvia. La tinta siente, la tinta me entiende.

Y finalmente un tipo arrogante que pretende ser simpático siendo un estúpido escupe con descaro y calla. Porque como ya he dicho, a veces el silencio es el grito más alto; y el más doloroso.

Volví a eso de poner helados. Supongo que el aniversario del blog lo merecía...
En fin... la fuente se ha vuelto a abrir. Esperemos que dure... =D
Gracias a todos por pasaros.

jueves, 5 de julio de 2007

Palabras, besos, sueños y libertad

Los sueños no son más que las manifestaciones de aquello que deseamos más profundamente. Y hoy, curiosamente, he soñado contigo. Y estoy seguro de que tú has pensado en mí, de que por un instante mi voz, mi presencia o mis palabras han cruzado innumerables distancias para llegar a ti.

¿Pero qué vamos a hacer? Ahora soy un hombre libre, libre a más no poder. Se rompieron todas las cadenas, todos los grilletes; se abrió la puerta de la jaula; soy libre.

Dime, ¿qué me ofreces?

Dame besos y te haré sentir afortunada. Dame caricias y te haré sentir las nubes. Dame abrazos y te haré feliz. Dame amor y te haré diosa.

Y es que nadie sabe porque un día te acuerdas de mi, porque un día te quiero y otro te odio, porque mis dedos a veces no quieren escribir y otros sangran tinta sobre infinitos papeles.

Libertad, qué extraña sensación… en realidad hacía tiempo que no era libre y llega, incluso, a asustarme el ser libre. Siempre me cogieron de la mano; siempre luché por mí, por ti, por esta libertad de la que ahora presumo, pero nunca me había planteado ser libre.

Miro, a izquierda y derecha, y nada, vacío, frío. Cierro los ojos, te recuerdo. Anoche soñé contigo; fue breve, pero intenso; fue genial.

Yo te esperaré.


Bueno hacía tiempo que no me pasaba por aquí. Ando algo liado con el tema del curro y tal, pero sigo inundado de ideas que voy apuntando siempre que puedo y tengo unas cuantas cosas a medio escribir. Este es algo rapidito, pero aun así no deja de desagradarme =D. Espero que a vosotros tampoco.

Desde aquí quiero agradecer, ahora más que nunca, a todos aquellos que durante el verano os pasáis desinteresadamente por aquí y leéis y comentáis. Y también aprovecho para recordaros que dentro de poco Alientos y Suspiros, este cutrillo espacio que uso para escribir y publicar, cumplirá un año en red!!

Bueno, un besote a todos y mil gracias!

jueves, 7 de junio de 2007

Notas de biblioteca

Inspírame; dime algo que haga que escribir sea un poco más fácil. Tócame y haz que mi piel se estremezca. Rózame con tus labios con dulzura y convierte esto en una película de amor con un final feliz. Quiéreme con fuerza, que las palabras más bonitas no se dicen y yo no puedo hablarte. Siéntate a mi vera, cerca para que pueda abrazarte con mis brazos. Sonríeme como frecuentas hacerlo. Escúchame porque un silencio es muy importante. Abandóname a mi suerte para que así, por una casualidad, pueda encontrarme contigo de nuevo.

Inspírame, Tócame, Bésame, Quiéreme, Abrázame, Escúchame, Sonríeme, Abandóname. Hoy quiero empezar un nuevo cuento contigo, porque las grandes historias se empiezan pasando de página.

Parte de mi nuevo yo. Quizás esté haciendo de todo esto demasiado. Tan solo quizás...
Hoy tenía un día un poco difícil a la hora de escribir... jaa! Aún no me acostumbro a la nueva musa...
Saludos a todos

lunes, 4 de junio de 2007

Quiéreme...

Una vez escribí una carta que guardé en una botella y lancé al mar. Desde ese mismo momento deseé que tras cruzar mares y océanos infinitos de aguas cristalinas la botella llegase a manos de hermosa dama. Y supe, sin saber muy bien como, que tu la recogiste. Limpiaste con finas caricias la arena que abrazaba la botella y con cuidado sacaste el tesoro que guardaba dentro.

Unos labios cálidos como el sol de primavera pronunciaban sordas palabras que llegaban a esta isla de cristal de la que yo soy recluso y cual leve brisa mecían los árboles y me susurraban tu voz.

Y volví a sonreír de nuevo. Desde aquí, desde mi isla de cristal, sentado en la misma roca de siempre, bajo un cielo tan azul, vuelvo a ser feliz. Ni mi barco hundido guardado incontables tesoros en el fondo del mar, ni el estar en medio de esta nada tan azul, ni mi soledad, ni mi tristeza son motivos suficientes para robarme estos segundos de felicidad.

Porque me cansé de rozar el cielo con los dedos; y es por eso que hoy me tumbo a que el sol me bañe con su luz, pues ahora el mismo sol eclipsa el infinito cielo y me acoge entre sus brazos.

Y yo, espectador incansable, modesto aficionado, veo con perdida mirada una pequeña pero afín muestra de cariño que me envuelve.

Me levanto y cierro los ojos. Una brisa nuevamente me trae tu voz. Soy, o al menos era, un corsario de los cielos cuyo barco naufragó estrepitosamente. Soy, pues, un marinero sin navío que vive a la deriva en su isla de cristal. Y bendigo el día en que tu sonrisa se cruzó en mi vida. Y espero que finalmente llegue el día en que vendrás a rescatarme. Ven. Ven a rescatarme.

~Dejemos en el pasado lo que es del pasado.

domingo, 3 de junio de 2007

El principio del fin...

Parece que la musa se ha dignado a aparecer o simplemente he hecho uso de ese "talento" que dicen que tengo y me he obligado a escribir un poco. Así que aquí os dejo una nueva entrega.

~Capítulo Decimoquinto de "Ella y Yo"

Si he de ser sincero ni yo mismo me esperaba que pasara lo que pasó. Todo estaba saliendo muy bien, demasiado diría yo. Pero pasó lo que tuvo que pasar.

Como bien dije, corrían los primeros días del mes de Noviembre y todo seguía su curso. En el gimnasio cada día entrenaba mejor y más a gusto y en el colegio, el primer trimestre ya se había terminado y no me había quedado ninguna. Pero, sin saber muy bien como, él apareció. Al principio no le eché mucho caso a su llegada, pero parecía ser un tipo bastante conocido, aunque a mi no me sonara de nada. Luego me enteré que había estado un año viviendo fuera, a causa de un trabajo que le surgió a su padre, y que por ello tenía que repetir curso. Y casualmente íbamos al mismo curso y a la misma clase.

Durante dos o tres días no se hablaba de otra cosa, su nombre estaba en la boca de todos. Lo cierto es que no me importaba mucho, nunca me había interesado ser el centro de atención del colegio, pero el problema llegó no tardó en llegar. Desde hacía un tiempo me había acostumbrado a quedarme en la parte de arriba del patio y a apoyarme en un muro desde donde se podía observar el resto del patio. Me asomaba y pasaba mi media hora mirando qué hacían los demás. Ella solía subirse también y estarse a mi lado y de vez en cuando comentábamos lo que hacía la gente. Pero desde que él llegó que me pasaba los patios solo. Asomado, desde mi particular atalaya, observaba con perdida mirada como ellos dos pasaban sus ratos juntos. Y no hacía más que mirarlos y sentirme mal. Bueno, al principio me sentía mal, pero duró poco, y acabé por sentirme muy cabreado. Y no tenía motivos para ponerme así, pero yo era así, envidioso a más no poder, así que me resignaba a pasarme los patios callado por fuera pero en guerra por dentro.

Él, maldito turista, tuvo que llegar en el momento menos apropiado; él y solo él lo deshizo todo. Y es que su llegada supuso el principio del fin.

Ahora ella y yo apenas hablábamos. Parecía como si aquel cálido frío que nos traía ese noviembre nos hubiese distanciado, como si hubiese puesto un muro demasiado alto entre los dos. Y eso me hacía sentir mal. Pasé de tenerlo todo a no tener prácticamente nada.

Un día en el patio, como llovía todos nos tuvimos que meter dentro de la cafetería. Yo me senté al fondo, solo. Aquel día no me apetecía comer nada, tan solo un poco de café, pero como no había tuve que conformarme con una Coca-Cola que quieras o no ya era algo de cafeína. Y allí, en aquél rincón, con un casco en la oreja y una Coca-Cola para beber saqué un folio y un boli que tenía guardados en el bolsillo del pantalón (porque yo siempre llevaba un papel y un boli donde poder escribir) y me puse a escribir. Era todo un tanto deprimente, un tanto gris, como si alguien hubiese traído una esponja y hubiese borrado todos los colores.

Cuando llevaba poco más de media hoja y sin que yo me diese cuenta ella apareció como solía hacer. Sin decir ninguna palabra se sentó a mi lado. Alcé un poco la vista como buscando una explicación pero solo topé con sus ojos. Hacía tiempo que no los veía de tan cerca; eran realmente hermosos.

- ¿Qué haces?Nada, escribo - ¿Qué escribes?Cosas mías, tonteríasA ver, déjameloNo… - Anda, déjamelo. No seas así… - No Bueno… ¿qué tal todo?Pché… bien, supongo… - ¿Cómo que supongo?Pues no lo sé, supongo, sin más - ¿Pasa algo? - ¡No. Qué me va a pasar! Ah, no sé… te he visto un poco “choff” últimamente… - Hacía tiempo que no hablábamos… - Parece que hemos estado ocupados, ¿no? Sí… bueno, te dejo con lo tuyo. Luego nos vemos…

A veces hablaba y no sabía para qué, la gente no acostumbraba a entender lo que les quería decir y ella no parecía ser menos. Vino y se fue, me dejó con peor sabor de boca del que ya tenía; la Coca-Cola se había quedado como sin gas.

El día pasó como cualquier otro día de lluvia, pensaba mientras volvía hacia casa. Antes solía hacerlo acompañado pero ahora había perdido a mi acompañante.

Por la tarde fui al gimnasio como de costumbre a hacer algo antes de la clase. Solía hacer algo de pesas o patadas antes de empezar. Cuando llegué, como de costumbre, estaban allí los dos de siempre. Me cambié y nos pusimos a hablar un buen rato; y cuando parecía que nos habíamos quedado sin tema uno se acordó que tenía algo que decirme.

- Oye, la semana que viene vendrá al gimnasio un maestro de lucha de suelo y nos dará unas clases. Te lo digo por si te quieres apuntar. Se estará aquí unas tres semanas y durante ese tiempo nos entrenará un poco. Si no te apetece o no te llama mucho la atención no hace falta que te apuntes. Las demás clases se seguirán dando también. Nosotros dos ya nos hemos apuntado

Por supuesto me apunté. Yo era de aquellos que creía que cuanto más supiese mejor. Y en realidad me hacía bastante ilusión aprender algo de “suelo”.

Terminado el entreno y después de una buena ducha me volví para casa. Al salir por la puerta del gimnasio, pero, me dio un escalofrío al que no le eché mucha importancia. Pero cuando llegué a casa, la buena noticia que había recibido en el gimnasio se vio eclipsada por la extraña sensación que recorrió mi cuerpo cuando mi madre me dijo que había llegado una carta para mí, que la había dejado en mi habitación.

Subí en un par de zancadas las escaleras y cuando llegué a la habitación tiré la bolsa al suelo y cogí la carta. Y es que ya lo dicen, que cuando las cosas no van bien, el universo se pondrá de acuerdo para que todo sea más complicado aun. Y es que ya me había olvidado completamente de ella…


Bueno, después de un largo tiempo ella y yo vuelve. He reflexionado bastante sobre ello, he hecho y deshecho mucho. Espero haber escrito algo digno de ser leido.
Y bueno, parece que la niebla empieza a despejarse un poco. Gracias a todos mis "lectores fieles" =D
(Siento todos los "saltos" de fuentes/colores/tamaños y demás que puedan haber, pero es que el editor esre del Blogger no podían haberlo hecho peor... >_<)

miércoles, 30 de mayo de 2007

Y sigo con lo mío...

¿Exploración espacial? Dime hermano, ¿para qué la necesitamos? Y no me digas que porque nuestro planeta se nos está quedando pequeño. Estamos matando al planeta y lo único que buscamos es un pequeño agujero por el cual escapar de este foso de miseria que nosotros mismos degradamos día a día y poder encontrar así nuevos mundos que con el paso de los siglos destruiremos igual que hicimos con este. Dime hermano, ¿para qué la necesitamos? Nuestro mundo fue suficiente para grandes civilizaciones, ¿por qué no puede ser suficiente para nosotros?

Imagina por un momento un nuevo mundo. Imagina que todo lo que ves a tu alrededor, todos estos edificios y construcciones que no te dejan ver más allá de ellos y que orgullosos se levantan hasta el cielo no son más que un montón de escombros sobre el cual nace una espesa masa verde llena de vida. Imagina que crecerán cepas del tamaño de mi muñeca y que, desde lo alto de un árbol, verás como hombres que vestirán ropas de cuero que durarán toda la vida siembran trigo a lo largo de todas aquellas carreteras grises que hoy se asfixian de vehículos y que mañana serán grandes llanuras cubiertas del color dorado del trigo. Imagina ese nuevo mundo, sin coches, sin máquinas, sin nada. Las grandes invenciones del hombre, los grandes descubrimientos, el avance, todo quedará en el recuerdo. Todo serán vestigios que quedarán en el olvido. Hombre y naturaleza unidos como siglos atrás lo estuvieron.

El mundo moderno sucumbirá y las grandes civilizaciones que hace siglos dominaron el mundo lo volverán a hacer. Las armas nos defenderán y nos darán comida. Alza tu lanza orgulloso, hermano. Pues para eso renaceremos. Legiones enteras de soldados lucharán valerosos por defender aquello en lo que creen y aman, en igualdad de condiciones, con armas semejantes que honren al guerrero; espadas, lanzas y escudos.

Escucha como el viento trae, desde un angosto desfiladero a la otra punta de este gran mar que nos baña, el sonido de valientes que se enfrentaron a grandes ejércitos por proteger su patria. Escucha el sonido de cientos de pájaros que escondidos en las innumerables copas de los árboles de este gran bosque componen la bella melodía que se difumina en la lejanía.

Dime hermano, ¿acaso no será glorioso que las mismas lanzas que nos dan de comer nos ayuden a defendernos? ¿Qué los hombres y las mujeres serán lo que serán por lo que son y no por lo que tienen?

Deja que el hombre de hoy, acomodado en los placeres del dinero, los coches y las motos, ponga a prueba su ingenio y determinación con la furia de la naturaleza. Comprueba como la naturaleza engulle con facilidad al débil hombre. Y dime pues que el hombre de hoy es “poderoso”; el dinero lo ha corrompido y los valores no se perdieron ni se destruyeron. Los valores; la fuerza, el honor, el coraje, la honestidad… dime hermano, ¿dónde están?

Y ahora, cuando dejes de imaginar piensa que volverás a nuestro mundo. Y te darás cuenta del grotesco espectáculo del que has sido protagonista desde siempre. Pero no llores, pues aun la pena e inseguridad que infunde el mismo, nosotros somos capaces de cambiarlo. Hermano, nosotros tenemos el poder para revolucionar el mundo.

Pero para ello no debes enamorarte. PuaaagH! Qué asco de todo sinceramente. Yo de mayor quiero ser pobre; así, si me quieren sabré que me quieren a mí.
Siento haber tardado tanto en actualizar, pero estoy """""estudiando""""" para la sele... =D (bromifera).
En fin, gracias a todos y comentadme anda... ¬¬ =D

domingo, 20 de mayo de 2007

Porque los héroes a veces necesitan, también, ser salvados.

Posiblemente la suerte fue más de ella que de él. Nadie sabe de dónde apareció, ni quién era, ni para qué había venido, pero él no tardó en aclarar sus dudas. Calificado como un gran salvador, una especie de héroe de estar por casa que quizás, sin quererlo ni beberlo, se metió en una contienda que al final terminaría por venirle demasiado grande. Y es que los héroes también se equivocan.

En una temporada donde para el mundo hacía un bochornoso calor veraniego, para una persona todo era de un color muy gris. Él, con su mirada perdida supo ver ese gris, supo ver que de entre todas, había alguien a quien podía ayudar. Desinteresadamente, pues él no era de aquellos que hacía las cosas a cambio de algo, le tendió su mano para acabar con una reina entre sus brazos. Ella vio en él una salvación, una luz que podía alejarla de aquellos momentos tan tristes y se dejó querer. Y por allá donde fue lo vanaglorió; para ella era tan grande, tan especial que merecía ese trato.

Él, el héroe de la tinta se dejó querer. Duro de él, que había sido siempre un ser solitario, un ser dolido por los sentimientos se dejó querer. Pero yo diría que solo cavaba su propia tumba. Cuando ambos quisieron darse cuenta todo se había salido de sus rumbos. Y me apena, porque creo que ninguno se merecía lo que les pasa. Como todo en la vida, los caminos se cruzan y se distancian, y ahora ellos dos empiezan a distanciarse.

Una vez liberada de aquel gris que la atormentaba y agraciada por las circunstancias ella empezó a “irse”. Seguía allí, siempre cerca, pero estaba infinitamente lejos. Era como si hubiese crecido en un momento, como si él hubiese quedado atrapado en su niñez y ella se hubiese vuelto toda una mujer. Y él, en silencio, nuevamente volvía a llorar. El héroe que meses antes había llegado para salvar a una bella doncella ahora necesitaba de su propia salvación. Era bastante irónico: el salvador que necesita ser salvado.

Me apena, me apena mucho. Se metió, quizás, donde no le llamaban, sin malicia alguna, pero ahora se ve en medio de un “algo” que le viene demasiado grande. Bebe y bebe, litros de tinta que más tarde escupirá sobre un papel y que quizás nadie llegue a leer nunca. Y se emborracha de tinta y luego llora; lágrimas negras y un llanto que nadie es capaz de escuchar. Nadie es capaz de ver lo que le ocurre porque él nunca ríe, ni nunca llora, ni nunca expresa. Porque su cara es tan indiferente…

Y entonces cae, y sigue cayendo. Y mientras cae, agradece y pide perdón.

No pretendo ser ofensivo, ni criticón, ni nada. No va con ninguna malicia, ni con segundas intenciones. Simplemente pido perdón a todo aquel, hombre o mujer, que se haya visto "atacado" por mí, verbal o "escritamente". Es un poco difícil todo; porque las máquinas fallamos más de lo que acertamos y porque también necesitan ser queridas.

Perdónenme señoras y señores si convertí en negro todos mis colores, y toqué el fondo. Porque ahora vivo bien, pero sigo teniendo la rabia en lo hondo...

sábado, 19 de mayo de 2007

Viva la libertad de expresión en los colegios...

Esto es una vez, en un colegio de una localidad situada a pocos kilómetros de Barcelona, Gavà, que parece que se las daba de ser uno de los mejores del territorio. En aquel colegio existían tres modalidades: el A, el B y el C. Durante años las tres clases convivían en “paz” pero inexplicablemente un día las altas esferas de la directiva de aquel colegio empezaron a “marginar” al C. Más que una marginación era como un intento de suprimir la autoridad revolucionaria y la apatía descarada que tanto irritaba a los profesores, que caracterizaba a los individuos que solían cursar esa modalidad. Muchos han sido los enfrentamientos que ha habido desde entonces.

El último caso conocido es uno en el que, con motivo del acto de graduación del colegio, a los alumnos de cada clase se les pide hacer un discurso representativo. Este año, los alumnos de la modalidad comentada anteriormente, con el poco tiempo que buenamente han podido pedir en clase, se han juntado para intentar hacer un discurso. Pero no un discurso cualquiera, aburrido y moña, no. Los alumnos querían hacer algo distinto, algo que desde la ironía pudiese llegar a ser gracioso y que por otro lado contase la realidad de las cosas. Dicho esto, en una hora de clase que se les entrego, la misma mañana del día del acto de la graduación, un grupo de alumnos, entre los cuales se encontraba el mismo que ahora relata los hechos como el escritor del documento, hicieron un discurso que fue calificado de impresentable, ofensivo, insustancial, “no-normal” y demás sinónimos.

A continuación les adjunto una copia del discurso en cuestión para que ustedes mismos puedan juzgar.


Este discurso, que desde mi punto de vista es totalmente normal, ha sido CENSURADO por la directiva del colegio. Me parece un poco “fuerte” (como se suele decir) que en un colegio se censure algo por creer que puede dar una mala imagen hacia los padres del colegio. Tachados de egoístas, desagradecidos, apáticos, impresentables (que aunque no lo hayan dicho, lo habrán pensado), los alumnos del “C” no han tenido más remedio que callar.