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martes, 7 de enero de 2014

fragmentos#2

Puedo escribir sobre ésto y aquéllo, sobre lo grande y lo pequeño, del placer y el sufrimiento; de amores que no siento y de dolores que no tengo. Puedo escribir sobre el odio, el perdón y el arrepentimiento. Borracho, con el corazón abierto, desierto. Puedo escribir del rico y el plebeyo, de ellas, de ellos, de la vida y los sueños. Sobre el amor bello, lo nunca olvidado, lo real y lo fingido. Sobre ésto y aquello, el todo y la nada, por supuesto. 

Pero si mañana digo que ya más no escribo, mátame, tú que dices que me quieres.
Una por haber mentido.
Dos, por estar cansado de estar vivo.
Garabateo. Ya no sé ni lo que digo.

viernes, 9 de noviembre de 2012

pinchazos en mi cabeza


Un pinchazo en la cabeza, una aguja invisible que se introduce por la parte trasera de mi cráneo y me taladra el cerebro. Lobotomía. No sabría explicar el porqué de esta dolencia, pero creo (o al menos quiero creerlo) que, como muchas otras veces, mi cuerpo ha detectado que estoy llegado a una situación límite, cerca de rebasar el punto de no retorno y solo intenta eliminar una tortuosa parte de bonitos recuerdos. Vida y Muerte, dos hermosas hermanas, dos flores rojas con espinas, tan delicadas como fieras y salvajes. La enfermiza animadversión que le tengo a la vida tan solo es comparable al miedo que le tengo a la muerte. Tan solo quiero ahogarme en un mar de whisky, pudrir mis pulmones con el humo, mutilación del espíritu, caos: autodestrucción. Quiero morir cada noche en un tumulto de dolor, emborracharme del llanto de sentimientos rotos y sentir mi alma desgarrarse; hacerme jirones de pena, mil heridas que sangran. Quiero morir como hombre, caer en el pozo del olvido, descansar y perderme en la oscuridad de tu pelo bajo la mirada de la luna para poder renacer de nuevo con cada amanecer. Pequeño, indefenso pero invulnerable. Sentirme de nuevo en la cálida matriz de una mujer y gestar, madurar, convertirme en una idea volátil, difusa, poco concreta pero firme.
Morir cada noche para renacer por la mañana. Vivir mil vidas en esta carcasa en descomposición con la esperanza de aprender a interpretar mi papel en el gran teatro de la vida. Quiero sentir la libertad de la muerte para disfrutar del júbilo de simplemente existir y saborear las delicias de la belleza.

Y cuando finalmente el dolor me da un respiro me queda la mente, la locura. Pero eso ya es otra historia…

viernes, 27 de julio de 2012

buenosDÍAS

En medio de un subidón de veneno andaba yo pensando a solas cuando amanecía. De pronto me vi precipitado a un torrente desbocado de recuerdos y memorias, tanto antiguas como recientes y me perdí durante horas. Cuando pasa eso siento al principio la más agradable calidez, pero pronto un frío hueco me abraza y me estremece. Y realmente no sé como me siento, o como se supone que debería sentirme. Es un momento que se hace cada vez más extraño; pero siempre me pregunto lo mismo: ¿Qué hice yo? Y de pronto siento como otro día se pierde.

sábado, 30 de junio de 2012

pesadillas


Sol las 4:23 de la madrugada, entre un viernes y un sábado. Sorprendentemente la temperatura es agradable y no asfixia pero no para mí. Me despierto en mi cama, empapado en sudor, con la boca seca y las encías hinchadas de apretar tanto la mandíbula. Tembloroso; me noto el pulso acelerado en las sienes. Angustia. Llevo cerca de cinco horas durmiendo pero me desvelo y estoy agotado. Mis piernas y mis brazos están entumecidos y respiro, rápido y entrecortado, como si me faltara el aire. Agonía. ¿Por qué aún me buscas, o te busco, cuando duermo, débil y vulnerable? Me incorporo y bebo agua y salgo fuera, al balcón, a ver la noche para que me dé el aire. Cierro los ojos y todavía puedo ver imágenes y secuencias nítidas de mis pesadillas que rápido se disuelven, pero su esencia aún queda en el recuerdo. Te he visto, tan clara y real que juraría que no ha sido una simple pesadilla. Te he visto y te he tocado, lo juro; te he sentido tan cerca que incluso he oído a mi mundo estremecerse. Son ya cuatro noches que yo cuento con los dedos. Son ya demasiados días en los que ya no le temo al fuego, pero sí a las cenizas. Pesadillas. Insomnio.

"Ejercer el olvido por voluntad es imposible".

miércoles, 6 de junio de 2012

eltiempoquepasa



El tiempo que pasa siempre igual de rápido, siempre igual de lento; es lo que tiene el tiempo. Lo curioso es la manera distinta en la que nos pesa a cada uno. El tiempo que pasa puede ser pesado como una losa y liviano como una pluma. Horas, minutos, segundos… jamás llevé la cuenta. Contando días y semanas me perdí y ahora tendría que echar números para saber cuántos meses pasaron. El tiempo que pasa olvida mucho pero también recuerda. Me parece que fue ayer cuando aún bebía de tus labios y te tenía entre mis brazos. Entonces suspiro y noto el aire que roza la piel que antes arropaba bajo una descuidada y oscura barba, noto mi corazón palpitante de energía y me muevo en círculos más flexibles de apatía. Me elevo. El tiempo que pasa veloz como un pestañeo y, a la vez, lento como una amarga espera. Relativo, pues aún me parece que ha pasado apenas una semana y a la vez me da la sensación de que hayan pasado años. No he olvidado nada. Todavía hoy, de vez en cuando te veo, recuerdo tus curvas, tu piel, tu calor, pero apenas te pongo cara; ahora apenas sé quién eres.
El tiempo que pasa y el que pasó. Y todo el tiempo que está por pasar.

lunes, 14 de mayo de 2012

#fuckingSUNDAY

Tan sólo yo entiendo lo que escribo
aunque no sé bien que digo,
quisiera entenderme mejor,
quisiera poder llegar a ser mi mejor amigo.
Pero cuando cierro los ojos,
cuando cierro las cortinas,
entonces me persiguen voces, recuerdos,
pasadas penas y alegrías.
Busco en mí una sonrisa, el calor,
pero sólo encuentro ser
puro hielo que se enfría.
Es mi momento, lo siento
y sigo sin saber lo que pretendo,
en este momento y en el siguiente
me abrazan los fantasmas
que me aplican vil tormento.
Sucumbo, pues no soy fuerte,
mala suerte tengo.
Me voy a buscar, me quiero encontrar,
más allá de la barra de un bar.
Sentí ser parte de un par
pero ahora sólo soy uno
y aún no sé por dónde avanzar.
Voy a romper todas las cadenas,
voy a ser fuerte y a respetar el deseo
que hoy fluye vivo por mis venas.
Miro hacia atrás y solo veo penas,
sentimientos que ya encontraron sus fronteras.
Miro hacia atrás y solo veo un chico
apuñalado a sangre fría
y que hoy cumple incierta condena.
Son los fantasmas peores que las armas,
son las armas mejores que las damas,
son puñales que se clavan, son las que duelen,
son las que hacen arder tus entrañas.
Y si pienso en ella no es porque quiero,
es  que hoy no puedo evitarlo, pero,
voy a intentar dejar a un lado mi deseo,
no lloréis por mi si por ello hoy muero.
Si quiero hacerlo tendría que quemar mi vida,
mis propias cicatrices son recuerdos,
medallas de una batalla perdida,
de un regalo, de unas fotos, de una mentira,
unas palabras, un paseo por la avenida.
Y cuando cambio el negro por el verde
me visitan los demonios y me muerden,
es entonces cuando el Albert se pierde
en este mar de dudas y con olor a muerte.

sábado, 12 de mayo de 2012

verdeANÁFORA


Verde esperanza. Verde hierba fresca, naturaleza mística que expande mi verde mente. Verde lo último que se pierde; esperanza. Verde esa mirada que ya no me mira. Verde botella, verde lujuria. Sinceridad de corazón. Verde fosforito que subraya mi vida. Verde luz, verde sombra. Verdes fantasmas y verdes fantasías. Verde que a mi alma muerde. Verde que vive y que mata. Verde que te quiero verde. Verde que todo lo pierde; verde que siente. Verde que quiero, tal vez quemado. Verde sangre. Verde sueño, nostalgia de cuando era pequeño. Verde dolor. Verde.