viernes, 9 de marzo de 2007

Cuando nos sorprendemos a nosotros mismos

~Capítulo Noveno de "Ella y Yo"

Caminaba por la calle rezando para que no decidiera darme una sorpresa y llevarme a ningún lugar fuera de lo que es “ir a dar una vuelta”. Llegué a su casa algo pronto así que me senté en un banco que había por allí cerca y esperé a que bajara. Pensé que igual aun estaba terminando de cenar y no sería buena idea molestar. Esperé unos diez minutos hasta que por fin bajó.

Qué sensación tan extraña. Era como un cosquilleo inexplicable seguido de varios latidos rápidos. Recordaba la última vez que nos vimos, allí, en aquel mismo sitio. Hoy, varios meses después, la historia volvía a empezar.

¿Qué me pasaba? Era ella, sin más, no había porque tener vergüenza. Realmente yo estaba irreconocible. Tenía la mirada fija en ella, durante todo su avance hasta mí, en su cara. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí, borró la sonrisa de su cara y sentenció:

- Te parecerá bonito y todo, ¿no? - ¿Eh?No disimules. Ni una sola carta, ni un simple mensaje. Nada

Era verdad. Me había olvidado por completo de terminar de escribirle la carta y enviársela. Pero bueno, ahora eso no venía mucho a caso. Nos saludamos y fuimos a dar una vuelta. Paseábamos por la calle el uno al lado del otro. Habían pasado menos de tres meses, pero parecíamos dos personas que acababan de conocerse. Ambos habíamos cambiado. Ella ahora llevaba el pelo más corto, recogido, y lucía un vestido corto y unas sandalias a juego. La veía diferente, como si hubiese crecido desde la última vez que nos vimos. Era como si fuese alguien diferente a aquella chica que, en una tarde lluviosa de primavera, yo invité a mi casa.

- Bueno… ¿no me vas a explicar nada? Pues no sé, ¿qué quieres que te explique? - ¿Qué has hecho en todo el verano? Nada especial. Estuve trabajando con mis tíos en la playa, y nada, pasar una temporada con ellos… - ¡Ah! Con razón estás tan moreno. Te veo muy cambiado Yo también te veo muy cambiada a tiNo sé… - ¿Qué has hecho tú? - Tampoco nada especial. Estuve por aquí trabajando durante el día y saliendo por las noches. Ya sabes, mi rutina veraniega Oye. ¿Te apetece un helado? -

Nos sentamos en una terraza y tomamos un helado. Seguimos hablando durante un buen rato. ¿Qué tenía ella? No lo entendía. ¿Qué había pasado durante el verano? ¿Qué estaba pasando? Cada gesto, cada palabra, cada mirada, todo. Cualquier cosa que hacía me parecía especial. ¿Qué era aquella sensación tan extraña? Demasiado para tan poco.

La noche empezaba a echársenos encima. Eran cerca de las dos y yo, como era de esperar, tenía sueño. Quieras o no me había levantado bien pronto para volver a casa. Estábamos llegando a su casa. Caminábamos despacio por la calle, solos y en silencio. Su casa, un bloque de edificios no muy alto, estaba iluminada por la luz de una farola que, de vez en cuando, parpadeaba. Nos paramos allí en su portal para despedirnos.

- Bueno, mañana a las diez pásame a buscar, eh Sí, claroVenga, hasta mañana… - Me dio dos besos y se giró hacia dentro. Antes de que terminara de cruzar la puerta, la cogí del brazo – Espera… - No acababa de entender qué estaba haciendo - …solo…solo quiero decirte…que me gustas…

Me giré y me fui. Nadie impidió mi marcha, nadie replicó una explicación, me fui. Mis pasos resonaban en el silencio de la noche. Cuando giré la esquina, lejos de posibles miradas que me acecharan, me senté en el primer portal que encontré. Las piernas me flojeaban de mala manera y el corazón parecía luchar contra mis costillas por salírseme del pecho. Respiré hondo y pensé en lo que había hecho. ¿Por qué le había dicho eso? ¿Realmente me gustaba? ¿Había hecho bien? El mundo está lleno de cobardes, es cierto, pero también está el cementerio lleno de valientes. Me topé con miles de preguntas antes de llegar a casa.

Finalmente, cuando por fin llegué a casa, caí agotado. No tenia ganas de pensar en lo que había hecho. Me abracé a la almohada intentando buscar consuelo. Ciertamente prefería olvidarlo pero era algo bastante imposible.

Por la mañana me di cuenta de que no podía evitar verla. Sin ir más lejos, aquella noche habíamos quedado para ir a cenar. “Aish! Qué fuerte pega a veces la vida!”

No esperaba que pasara nada increíble, lo único que quería era que aquello que “tenía”, aquello que se había convertido en algo tan importante para mi, no se fuera a la mierda. Eso, posiblemente, era lo que más miedo me daba.

Aquella noche salimos a cenar. Resultaba bastante extraño. Yo por mi parte me “comporté” como si nada hubiese pasado. Ella parecía hacer lo mismo. Lo cierto es que me moría de ganas por saber una respuesta pero no la hubo. Fue una cena como cualquier otra.

Durante los días siguientes hasta que empezó el curso nos vimos dos o tres veces más. Finalmente, un doce de Septiembre de un año cualquiera, volvieron a empezar las clases.

Bueno, después de este pequeño "parón" que he tenido, vuelvo a publicar un poco más de esta "superproducción" =D. Espero que vaya gustando y esas cosas. Quiero dejar claro que son más que bien recibidas todo tipo de propuestas y sugerencias eh! En fin, gracias por hacer de esto lo que es.

PD. Siento curiosidad por saber quien entra a mi blog desde la "Universitat Ramon Llull..." =D


6 comentarios:

Anónimo dijo...

eres un maestro. sigue cn ello

Dante el Loco dijo...

Estas echo un artista, nipunto comparacioon con mi chapucilla, jeje

Un saludo sosio sigue así

Anónimo dijo...

La q se conecta desd la URL es la tata de tu dona!!!
Eva m recomendo la pagina, m dijo q escribias muy bien y realmente se t da d lujo!!
Spero q no t import q lea tus escritos.
Cuidat, besos

~albertt dijo...

oH! me dejas de piedra! qué honor el mío tenerte entre mis lectores. Gracias de verdá'!

Anónimo dijo...

Hola wpo vuelvo a ser tu "cuñada", jaja, hoy por fin he acabado de leer todas las entradas de tu "superproducción". Solo una palabra para describirla: TREMENDA
Sigue asi!!
Cuidt!! Besos!!

Anónimo dijo...

guapoo!!voy a hacer spam!mola tu blog, pero donde esté mi flog...jejeje

www.fotolog.com/odorey