miércoles, 6 de junio de 2012

eltiempoquepasa



El tiempo que pasa siempre igual de rápido, siempre igual de lento; es lo que tiene el tiempo. Lo curioso es la manera distinta en la que nos pesa a cada uno. El tiempo que pasa puede ser pesado como una losa y liviano como una pluma. Horas, minutos, segundos… jamás llevé la cuenta. Contando días y semanas me perdí y ahora tendría que echar números para saber cuántos meses pasaron. El tiempo que pasa olvida mucho pero también recuerda. Me parece que fue ayer cuando aún bebía de tus labios y te tenía entre mis brazos. Entonces suspiro y noto el aire que roza la piel que antes arropaba bajo una descuidada y oscura barba, noto mi corazón palpitante de energía y me muevo en círculos más flexibles de apatía. Me elevo. El tiempo que pasa veloz como un pestañeo y, a la vez, lento como una amarga espera. Relativo, pues aún me parece que ha pasado apenas una semana y a la vez me da la sensación de que hayan pasado años. No he olvidado nada. Todavía hoy, de vez en cuando te veo, recuerdo tus curvas, tu piel, tu calor, pero apenas te pongo cara; ahora apenas sé quién eres.
El tiempo que pasa y el que pasó. Y todo el tiempo que está por pasar.

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