jueves, 7 de diciembre de 2006

~Ella y yo [Parte Tercera]

En realidad no me apetecía mucho ir a buscarla, cuando me levantan de una siesta se me quitan las ganas de hacer cualquier cosa, pero me levanté. Me volví a vestir igual que cuando había ido a la playa y puse camino hacia la estación. No caía muy lejos de mi casa y por el camino me puse a pensar cómo podía haber conseguido mi número. No lo tiene mucha gente, mas que nada porque no soy mucho de usar móvil.

Finalmente llegué a la estación. Allí estaba ella, sentada en uno de los bancos rojos que había, mirando hacia el lado contrario del que yo. Me acerqué a ella y cuando estaba suficientemente cerca le acerqué la mano como señal para que se levantase. Sonrió, me cogió por el brazo y fuimos camino a mi casa. No iba excesivamente arreglada; vestía una camiseta cortita gris, unos pantalones también bastante cortos y unas sandalias a juego. Aun esto no dejaba de estar guapa.

Cuando finalmente llegamos a mi casa y nos sentamos empezamos a hablar. Le subí un refresco y para mi un café. Deberían ser las seis y media y hacía calor.

- ¿No te molesta que me quite la camiseta, verdad?Estás en tu casa, no soy tu madre para que me tengas que pedir permiso Estoy con una mujer, tengo que ser caballeroso ante todoJeje. Bueno...pues eso... No te desesperes. No soy fácil de tratar...Seguro que no es así Ya lo irás viendo... por cierto, ¿por qué viniste?Nada en especial. Solo quería hablar un rato contigo... Pues bien, hablemos. A ver, cuéntame algo sobre ti...Pues no se... ¿algo como qué? Como lo que tu quieras mujer...

Fue a partir de aquel viernes cuando empezamos realmente a conocernos. Como algo rutinario pasábamos nuestras tardes conociéndonos el uno al otro, allí, en la azotea de un pequeño edificio de una pequeña ciudad.

- ¿Y qué, por la noche, viviendo tu solo, debes salir siempre que te apetece, no?Pues sí, pero no soy muy de salir... - ¿Como que no? No puede ser eso, debes salir y divertirteLo se, pero no me divierte meterme en un local a rebosar donde la gente intenta bailar y demostrar algo que no son...Anda, no digas tonterías... Mira, el sábado que viene ponte guapo que saldremos a comernos la noche tu y yo...Esa es otra... de ropa voy flojo... - ¡Eres un caso! ¿Así pretendes que me case contigo? El sábado vamos a comprarte ropa, me invitas a cenar y luego nos vamos de fiesta… ¿qué te parece?Bueno, vale

Así quedamos. Faltaban tan solo dos semanas para que el curso terminara.

Hacía poco mas de una semana que nos conocíamos de verdad y estaba yo en mi habitación, estirado en la cama y mirando la luna a través de la ventana, tomándome un café, para variar. El día siguiente sería un buen día, eso sin duda. Pasaría todo un día con ella. Habíamos quedado bastante pronto en la estación.

Por la mañana me levanté temprano, me duché, me vestí y me fui para la estación. Cogí la cartera, el móvil y la cámara. Las llaves no solía llevarlas, siempre las dejaba bajo la segunda teja, donde nadie miraría.

Una vez en la estación me encontré con ella. Fuimos a la Capital, que estaba a unos treinta minutos en tren. Allí recorrimos un sinfín de tiendas, me probé mucha más ropa que la que me había probado hasta entonces y gasté más dinero en ropa del que nunca antes hubiese imaginado. Ambos nos compramos cosas y nos habíamos hecho muchas fotos, y, cargados de bolsas, volvimos a para casa. El tren de vuelta iba bastante vacío. La luz anaranjada del sol de tarde se colaba por los cristales de las ventanas haciendo del vagón un sitio más acogedor. Había sido un día bastante cansado pero aun quedaba la noche.

Ella, buscando una posición cómoda para descansar, apoyó su cabeza en mi hombro. Después de un instante de silencio se acomodó mas y puso su mano en mi vientre. Yo le acariciaba el pelo.

- ¿Dónde cenaremos?Tenía pensado hacer una cena en mi casa. Mis padres están de viaje y puedo usar la cocina a mis anchas. Y tranquila, cocino como nadiePero, yo tengo que ducharme, y cambiarme, y arreglarme… - Puedes hacerlo en mi casa si te apetece. El cuarto de baño de mis padres está libre y puedes coger lo que quieras de mi madre para maquillarte. No tiene gran cosa pero tampoco creo que te haga falta… - ¿Seguro?Yo siempre hablo en serioPerfecto entonces…

Llegamos a mi casa cuando deberían ser cerca de las nueve, nueve y media de la noche. El tren se había retrasado mucho y después de bajarnos del éste fuimos a tomar un helado. La heladería donde fuimos era mi antiguo lugar de trabajo y los helados y granizados eran posiblemente de los mejores de la ciudad.

Una vez en casa, mientras ella se duchaba me puse manos a la obra en la cocina. Mi experiencia en aquel restaurante de cocina italiana debería servir para algo. Miré en la nevera a ver que tenía: masa para una pizza, tomates, cebollas, lechuga, zanahorias, queso, embutido y frutas. Cena conjunta. De primero una ensalada de naranjas rojas y de segundo una pizza al gusto.

Trabajaba a ritmo de jazz. Mientras cortaba la lechuga, los tomates, las naranjas y demás, en el bloque de en frente, aquella pareja de novios volvían a tocar sus saxos.

Terminé rápido de hacer la cena. Dejé la ensalada en la nevera y la pizza en el horno, solo se tenia que hacer. Al ver que ella aun no había acabado de arreglarse subí arriba. Puse la mesa en medio de la terraza y la cubrí con un mantel de cuadros rojos y blancos, el típico de los restaurantes italianos. Luego llené un pequeño florero de agua y cogí una de las flores mas bonitas de mi pequeño jardín. Esto, junto a una vela roja formaban la decoración de la mesa.

Acto seguido me metí en la ducha. Bajo el agua fría y pompas de jabón me duché. Al salir de la ducha me puse un bañador, la toalla encima de los hombros y dirigía hacia mi habitación. Por el camino, pero, me topé con ella. Estaba allí, oliendo una de mis margaritas. Me la quedé mirando, que guapa iba.

- No pensarás cenar en bañador, ¿verdad? – [Se levantó, me cogió del brazo y me llevó a la habitación] – Tienes que ponerte bien guapo. A ver, ponte este pantalón… con esta camisa… sí, y este cinturón… sí, perfecto - ¡Qué raro! ¿De verdad me sienta bien?Estás guapísimoSí, ya…

Salimos pues a cenar. Eran las diez y cuarto y el ambiente estaba tranquilo. No podía sentirme mejor. En un ático de ciudad, cenando, a la luz de las velas, bajo un cielo lleno de estrellas y con una persona maravillosa. ¿Qué más puede pedirse?


Bueno, no va conmigo esto de publicar tan seguido, pero pche… es puente, tengo bastante reserva y me siento algo generoso =D (Falso, me siento como el puto culo, pero bueno… u_ù). Disfrutenlo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Preciosa historia ^^

Hacia tiempo que no pasaba por aqui
porque ultimament no toco demasiado el ordenador.

Bueno espero que todo te vaya muy bien y a ver si nos vemos un poco mas a menudo je, o hablamos por el msn o algo ok?

Bueno que vaya bien.
Muchitos besitos! Ñas!


Barby