viernes, 9 de noviembre de 2012

pinchazos en mi cabeza


Un pinchazo en la cabeza, una aguja invisible que se introduce por la parte trasera de mi cráneo y me taladra el cerebro. Lobotomía. No sabría explicar el porqué de esta dolencia, pero creo (o al menos quiero creerlo) que, como muchas otras veces, mi cuerpo ha detectado que estoy llegado a una situación límite, cerca de rebasar el punto de no retorno y solo intenta eliminar una tortuosa parte de bonitos recuerdos. Vida y Muerte, dos hermosas hermanas, dos flores rojas con espinas, tan delicadas como fieras y salvajes. La enfermiza animadversión que le tengo a la vida tan solo es comparable al miedo que le tengo a la muerte. Tan solo quiero ahogarme en un mar de whisky, pudrir mis pulmones con el humo, mutilación del espíritu, caos: autodestrucción. Quiero morir cada noche en un tumulto de dolor, emborracharme del llanto de sentimientos rotos y sentir mi alma desgarrarse; hacerme jirones de pena, mil heridas que sangran. Quiero morir como hombre, caer en el pozo del olvido, descansar y perderme en la oscuridad de tu pelo bajo la mirada de la luna para poder renacer de nuevo con cada amanecer. Pequeño, indefenso pero invulnerable. Sentirme de nuevo en la cálida matriz de una mujer y gestar, madurar, convertirme en una idea volátil, difusa, poco concreta pero firme.
Morir cada noche para renacer por la mañana. Vivir mil vidas en esta carcasa en descomposición con la esperanza de aprender a interpretar mi papel en el gran teatro de la vida. Quiero sentir la libertad de la muerte para disfrutar del júbilo de simplemente existir y saborear las delicias de la belleza.

Y cuando finalmente el dolor me da un respiro me queda la mente, la locura. Pero eso ya es otra historia…

martes, 6 de noviembre de 2012

fin


Es la muerte de un niño que nunca supo cómo crecer y creyose siempre el hombre que nunca fue. “Quan arribi demà tot haurà acabat. Quan arribi demà”. Fue, tal vez, un intento vano, una llamada de socorro hacia ninguna y hacia todas partes, la destrucción completa de un ideal por el que luchar. Suicido, eutanasia. Todas las historias terminan, siempre. Al final de la mejor de las novelas y del peor de los textos que jamás nadie pueda leer siempre encontramos un punto y final, una despedida, un adiós. A veces esas historias acaban bien, con un final feliz, con el protagonista triunfando en cualquiera de los aspectos y dificultades planteadas durante el transcurso de todo el libro. Otras, en cambio, terminan de manera desgraciada, en muerte y tragedia. Al fin y al cabo, estas dos formas de concluir una historia, al parecer tan distintas, convergen en un punto para hacerse iguales en esencia: el cómo. No importa si hay muerte o vida, amor u odio, felicidad o tragedia, tanto da. Lo importante es como esto ocurre. Pues prefiero mil veces la gloria en la muerte del que lo intentó tan bien como supo hasta su último aliento que la felicidad envasada al vacío del conformista que siempre fui. “Quan arribi demà tot haurà acabat. Quan arribi demà”.  Mañana será un día espléndido, una catarsis de putrefacción y frescura, un fin, la muerte que troca en génesis. Mañana tiene que morir un hombre para que otro nazca. “Quan arribi demà”.

jueves, 11 de octubre de 2012

antiguallas - junio09


Fantaseo constantemente. Fantaseo e invento historias bonitas, repletas de dulce que rellenan botes de sentimientos vacíos. Cuentos que pondrían en entredicho hasta el amor de Romeo y Julieta. Letras preciosas, a veces impregnadas de erotismo y sexo, para que engañarnos. Me alimento de la hermosura, de una figura femenina que podríamos calificar de perfecta. ¿De dónde habrá salido? La duda me estremece, zarandea mi ego y le hace envidiar. ¡Malditos artistas! Vosotros, que de una noche de lujuria y desenfreno, de un orgasmo, creasteis arte. Y es que la gracia de dios, o la gracia genética, se mire por donde se mire, es generosa a veces.

Poeta austero, artista de estar por casa, enamorado de lo bello. Feliz por poder contemplarte. Ardo en deseos de tocarte, de beber de ti, incluso de convertirte en tinta y escribir algo que perdurará por los siglos que están por llegar. Y es que de entre todo lo bonito tú eres lo que más.

Por eso me alegra mirarte, sentirte sin motivo. ¿A caso hace falta algún motivo?

Las cosas transmiten, y lo bello más. El arte no nos llega a todos por igual. A veces con una simple sonrisa te liberas de su efecto. Otras tienes que levantarte de la cama a media noche para escribir. Es molesto sentir dentro de ti ese cúmulo de cosas burbujeando sin cesar. Pero el resultado lo merece.

Ya nos veremos de nuevo, otra noche, en algún cuento que me escriba. Seguro.


Eren temps difícils abans de ser feliç

lunes, 8 de octubre de 2012

Les besties de l'infern


Entre la terra i el cel es troba l’infern dels homes perduts. En aquest lloc és on viuen els dimonis, els fantasmes i altres monstres. Allà és on la bestia de tres caps mossega i devora la teva ànima. El seu cap de voltor picoteja els teus records, delectant el seu pèrfid bec. El seu cap de serp xiuxiueja coses incomprensibles sobre el teu futur, fen-te embogir amb la incertesa de l’avenir. Per últim, entre aquests dos caps n’hi ha un de gos que borda i ensenya els ullals amenaçant violentament el teu present.
Entre el seny i la bogeria hi ha una fina corda que penja sobre l’abisme. Caure-hi no és més que decisió teva.

domingo, 7 de octubre de 2012

Diumenges

Estaven passant tantes coses pel meu cap i jo que me’n recordo de tan poques...  Són diumenges con aquest, grisos, plujosos, de mal de cap i ressaca en els que amb prou feines em puc aixecar del llit i fer vida de persona. Tot i així sempre em tira més el vici i de forma maldestra aconsegueixo fer-me un cigar. Mentre me’l fumo, quan el fum baixa per la meva gola camí dels meus pulmons, s’apodera de mi quelcom pitjor que la pròpia mort. La seva imatge de deessa de la guerra i la destrucció encara em sedueix quan sóc mes feble. I es que hi ha imatges que per sempre queden gravades, records dolços i ferides luctuoses. Jo continuo bevent whisky barat, escoltant grallar als corbs mentre m’enfonso més i més en la foscor dels seus cabells. Un gat miola i em mira amb indiferència. Normal, jo també ho faria...

jueves, 6 de septiembre de 2012

in tyler we trust


¿Hablas de nuestra relación? Pues te estás equivocando: este asunto no es solo nuestro, no somos especiales. ¿Qué quieres, una declaración de principios? ¿Te la envío por correo electrónico y la añado a tu lista de deberes? Tú decides tu grado de implicación.
 Olvida lo que sabes, tienes que olvidarlo todo, ese es tu problema. Olvida todo lo que crees saber de la vida, de la amistad y especialmente de nosotros. 
¿Qué desearías hacer antes de morir?

miércoles, 5 de septiembre de 2012

colores


Blanco. Sereno y tranquilo, un pequeño orbe de paz que gira y gira salpicando creatividad. En un momento mi mente se pone en marcha y me abstraigo del mundo para presenciar el divino espectáculo de vida y de muerte, de creación y destrucción que tiene lugar en mi cabeza. Es tal ese frenesí que, en mi Soberbia interior, siento que me elevo tanto que llego hasta ver a dios por debajo del hombro. Floto en ese mar de ideas, en ese lugar donde mil historias se tejen al instante frente a mis ojos. Cabalgo por los vastos prados de la imaginación en aras de la catarsis, en aras de un ápice de paz.

Rojo. Pero de pronto siento que me invade el pecho algo que no sabría explicar, una presión interior que sube mi ritmo cardíaco, que me hace respirar más fuerte y que nubla mi mente. Siento que en mis venas hierve ácido y que en mi cabeza se detiene todo ese frenesí de creación. Siento la Ira visitándome. Todo se tiñe de rojo y llega el caos. El fuego está por todas partes y los demonios que siempre creo haber vencido, vuelven y me rasgan las entrañas. Me hundo en  un mar de azufre, cada vez más y más.

Verde. Cuando recupero mi “consciencia interior” aparezco, como siempre, abatido sobre un campo de fresco verde, rodeado de cenizas. Ese campo verde de desolación, lleno de cráteres de mis anteriores caídas de la vida, de esperanza machacada, mi recoveco. El viento revolotea y mece la hierba antes de llegar hasta mí como un soplo fresco de alivio para mis delirios. Permanezco tumbado a la vera de la Pereza, mirando al firmamento y rogando a los dioses con sordas plegarias que el velero de mi vida llegue, por fin, a buen puerto.

Negro. Por la mañana despierto con los músculos engarrotados, el estómago girado y la boca seca, con la lengua pegada al paladar. La cabeza me va a estallar y solo el humo y la penitencia silenciosa calman ese instinto asesino que despierta en mí esa desgraciada imagen que me devuelve el espejo. Cuando enciendo el cigarro y trago el humo noto como éste baja por mi tráquea y se expande violento, como una estampida en mis pulmones; es entonces cuando noto que falta algo. No tengo ningún cáncer que me mata lentamente, ni soy huésped de parásitos que me devoran pero esta noche hay algo en mí que ha muerto. Un mordisco de la cruda realidad que me era necesario. Palabras, palabras vacías que ya me conozco y se las lleva el viento.

¡Extraña y desconocida tú seas y muera para siempre quien alguna vez creyérase poeta!