martes, 17 de abril de 2007

Setecientas palabras ¿bonitas?

Supongo que te habrás percatado pero vuelve a hacer sol, y si no pues ya te lo digo yo. Y en verdad hacía falta. Bueno, falta, falta, pues no, pero es agradable poder estar de nuevo en manga corta. Tras una temporada un poco tristona donde un día llovía y al otro también, hoy hace sol. Se respiran aires de verano, de esos que tanto esperamos durante todo el invierno. Pero lo más importante para mí es que se respiran aires de pasado. Vestigios de una época algo olvidada que traen a mi mente recuerdos. Imposible, por tanto, no recordar en un día como hoy, aquellos días de mayo en que empezamos a conocernos.

Calor, un banco de piedra a la sombra inexplicablemente vacío, la soledad de un niño de dieciséis años, la mirada, algo recelosa quizás, de algunas personas y la alegre curiosidad de una chica con unos bonitos ojos azules. Recuerdos. Cierro los ojos y recuerdo. Cerca de doce meses nos separan de aquella escena, de aquellos minutos compartidos en los bancos de piedra de un colegio un poco “pché”. ¿Quién iba a decirles a aquellas dos personas que acabarían siendo lo que eran?

Él, un tipo callado, aparentemente serio, mal peinado y vestido, podría decirse que tuvo la suerte de su vida. En aquel entonces no era más que un niño que jugaba a ser una especie de dios o rey. Y el tiempo le ha dado la razón. Hoy, once meses y pico más tarde, algo más maduro y crecido por dentro, entregado en cuerpo y alma a su mujer, se ha convertido en soberano de un mundo que él mismo creo y le ofreció.

Ella, de entre todas la más guapa. Era imposible verla y sentirte indiferente. Tenía unos ojos preciosos, azules, muy azules, la envidia del mismísimo cielo. Y a él eso le fascinaba. Toda ella rebosaba un “no se qué” que despertaba su curiosidad. Mirada majestuosa, andar peculiar y pelo claro recogido. Quizás por eso, de entre todas, él se fijó en ella. Ella, de sonrisa alegre, dulce y de una tranquilidad muy agitada, le conoció. Él empezó todo.

Desde su propia experiencia él narra lo sucedido con una sonrisa de oreja a oreja. Ambos son soberanos y reyes absolutos de su mundo. Capaces de todo, se sientan a no hacer nada, pues son conscientes de lo privilegiados que son, de que en cualquier momento pueden evadirse del mundo real y pueden postrarse el uno delante del otro y decírselo todo con una mirada. Porque la verdad es, como él bien dijo, que las palabras más bellas se esconden tras los silencios, y él de estar callado sabía mucho.

Mirar y callar. Mirar, callar y recordar. Cuántas cosas han pasado, piensa él. Ni su privilegiada mente (según la opinión popular) es capaz de recordar con certeza todo lo ocurrido. Cafés, comidas, cenas, incluso compras (algo que él detestaba). Recuerda con alegría y mirada perdida todos aquellos momentos en que llenó su vida. Pero más que vivir en el pasado, prefiere el presente, pues es afortunado como el que más. Nadie nadie apostaba nada por ellos. Las diferencias existenciales que existían entre ellos el día que se conocieron pasaron a convertirse en una gran afinidad. Se avienen, o al menos eso piensa él. Uno le da al otro lo que le falta, un toma y daca tierno como el que más.

Y él me confesó que quería escribirle las palabras más bellas, pero que sinceramente no creía haberlo logrado. Él me confesó muchas cosas, cosas que nadie más que él y yo sabemos. Y aunque su confianza en él mismo es tan grande como los mares y los cielos, su miedo a perderla a ella y todo lo que ellos comparten le hace sentirse débil como él que más. Aun así su mirada sigue estando perdida y su rostro impasible.

Tiene tiempo, pero, para suspirar, rascarse la barbilla y confesar tras media sonrisa: “Soy el hombre más afortunado del mundo. Un abrazo, hundirse en su mirada y recibir una sonrisa. Dime, ¿acaso hay algo más grande que eso?”

Por eso, hoy que hace sol, recuerdo el día en que tu y yo nos conocimos.


*Para una personita muy especial.
Aprovecho para decir que no habrá ella y yo" hasta, por lo menos, mayo. Lo siento pero las circunstancias son las circunstancias. Aun así, igual me inspiro y escribo algo. Quién sabe...
Gracias a todos.

2 comentarios:

[··doneTa··] dijo...

y...gracias por permitirme ser la primera en poder gozar leyéndoLO!
escribe por placer...y te saldran siempre las palabras más bonitas aun sin quererlO!
petonetS!

Anónimo dijo...

Pero que bonito!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Y se te ocurre dudarlo¿?

Bueno espero que la espera hasta mayo vaya a valer la pena!!! (sé que sí)

Y no dejes de escribir nunca por favor!!! El mundo no se merecería perderse algo así!!! jajajaja Un besazo!!!