martes, 8 de mayo de 2012

#deNUEVO

De nuevo el desastre. De nuevo un vuelo por las alturas del que me precipito al vacío. De nuevo magulladuras en la piel, olor a rojas rosas ya marchitas ardiendo a mis espaldas y sabor a metal en la boca. De nuevo yazco en aquel campo de flores, tendido bajo un gran cielo azul. De nuevo historias de un niño kamikaze.

Respiro hondo, cojo fuerzas; me incorporo. Me enciendo un cigarro y echo la vista atrás. Observo lo que fue. Pestañeo y a un lado veo lo que pudo ser. ¿Necesito una señal? No, gracias; el silencio otorga y ya no hay más tiempo para el luto. No más. 

Empiezo a andar para dejar atrás los cuervos norteños que sobrevuelan mis recuerdos y abandonar fantasmas que quisieron hacerme creer aquello que ni ellos mismos creían. El viaje es largo y lento. Hoy tan solo unos pequeños pasos. Aún oigo las voces que quiero que me susurren al oído, pero son sordas. Tal vez mañana u otro día ya esté demasiado lejos y ya no pueda oírlas. El tiempo dirá.

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