martes, 15 de mayo de 2012

historiasdeÉL#3

En medio de aquella desolación, harto y perdido, sin entender nada, de pronto escuchó su voz que le decía:

Perdóname ángel por permitir que el dolor que me azota me cambiara y me volviera irascible. Perdóname por pagar con quien no debía el tormento de las lágrimas, pero aún tenía fe y la esperanza loca de que algo imposible ocurriría. Perdóname hermano por no oír de tu consejo; por no querer mirarme en el espejo y así reconocer todo el daño que me han hecho y que me he hecho. Perdóname por querer seguir viviendo en un recuerdo y en un sueño del que no quería despertar. Perdonadme, de veras, por seguir leyendo las historias de mis penas y recuerdos y, sobretodo, por no ver que ese cuento ya acabó y yo cometí el pecado de querer seguir escribiendo donde mi tinta ya no era querida.  

Aquellas palabras que reconfortaron su alma no dejaban de ser más que el eco de su propia voz. No estaba todavía convencido de ello, pero no quería dañar más a quien no debía. Seguramente él no lo quería, pero era la única solución.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy la persona anónima que te escribío el otro día!

Algún día te haré llegar un escrito que tuve que hacer el otro día para un concurso!

Saludos!

Unknown dijo...

Te lo agradezco y supongo que el día que decidas hacerme llegar eso ya sabrás como hacerlo.
Gracias por pasarte.
Hasta más ver, anónimo/a.